La disfunción eréctil no es una patología necesariamente asociada al envejecimiento: de hecho, su aparición entre hombres de mediana edad tiene más que ver con otras enfermedades más graves, como la diabetes o las afecciones del riñón, que dañan los músculos, nervios o arterias del pene, dando lugar a la mal llamada ‘impotencia’.
Una de estas enfermedades comunes son las enfermedades cardiovasculares, que afectan directamente al riego sanguíneo de la zona y tienen una incidencia directa en la capacidad de lograr o mantener una erección. Algo tan sencillo como mantener unos hábitos de vida saludables y una buena alimentación puede ayudar a prevenir estas y otras complicaciones desde mucho antes de cumplir los 50.
Así lo explica el director médico del Boston Medical Group José Benítez, quien defiende la alimentación sana como uno de los pilares de la salud cardiovascular, y por ende de una vida sexual plena. En concreto, los ácidos grasos contenidos en el pescado azul estarían especialmente indicados en la prevención y el tratamiento de estas enfermedades, gracias a su capacidad de aumentar el ‘colesterol bueno’ y reducir el ‘malo’.
Los ‘platos principales’ en este menú: la sardina, el atún, el salmón o la caballa, ricos en ácidos grasos poli-insaturados, y, sobre todo, en omega-3. Este último, de hecho, sería el encargado de producir prostaglandinas, unas moléculas que impiden la formación de coágulos y trombos en el torrente sanguíneo, ejerciendo una importante acción vasodilatadora y ayudando a reducir el riesgo de padecer arterosclerosis, trombosis, hipertensión o disfunción eréctil.
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