Se dice fácil, pero en un país como el nuestro donde la constancia no es característica fundamental, se trata de una verdadera proeza. Mucho más cuando nos referimos a un medio de comunicación social como El Nacional. Ha sido columna fundamental, pilar indiscutible del desarrollo democrático de la sociedad venezolana. Escuela primaria, secundaria, superior y de postgrado para quienes, desde sus páginas se han acercado al mundo de la comunicación. Ha sido un periódico generador de confianza por su claridad editorial y por el compromiso asumido con la libertad y la democracia desde su fundación.
Hay que rendir homenaje a sus fundadores, Henrique Otero Vizcarrondo y Antonio Arráiz, a colaboradores inmediatos y posteriores continuadores de la obra como Miguel Otero Silva y la selecta lista de compatriotas que tuvieron la responsabilidad de dirigirlo. Por supuesto que incluyo al actual director, Miguel Henrique Otero. Le ha tocado hacerlo en una de las más confusas y tenebrosas épocas de la historia republicana de Venezuela. Tanto el medio que dirige, como él personalmente, han sufrido las arremetidas de un régimen radicalmente contrario a los valores que El Nacional representa. La dificultad para quienes tratan de doblegarlos es que esos valores son eternos para los verdaderos demócratas, mientras que los gobiernos siempre serán transitorios. Especialmente los que están caracterizados por la ineficacia, la corrupción y las desviaciones ideologizantes que tanto daño hacen a los países en los cuales existen.
Yo también nací en 1943. Es decir, tenemos la misma edad. Puedo decir con propiedad que El Nacional, desde que tengo uso de razón, ha sido de revisión obligatoria en la familia. Primero en la casa de mis padres, luego en la propia. Se convirtió en algo más que un hábito hasta convertirse en necesidad. A medida que envejecemos, se hace más fuerte la dependencia. Me imagino que algo similar sucede con quienes tiene la responsabilidad editorial con sus lectores para estar a la altura de los tiempos. Hasta ahora lo han logrado. Con sus más y sus menos, pero El Nacional ha sido consecuente con su propia historia, con la del país y ha sabido mantener una personalidad indiscutible.
[email protected] Lunes, 5 de agosto de 2013