La emergencia del Hospital Miguel Pérez Carreño, dependiente del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, está desbordada de pacientes en busca de asistencia médica. A diferencia de los centros que son administrados por el Ministerio de Salud cuenta con suministros y equipos, pero la alta demanda de los servicios obliga a que muchos enfermos aguarden en las sillas de los pasillos internos o en cualquier rincón de las afueras.
Ayer, una mujer que acudió al centro por presentar un fuerte dolor abdominal y abundante hemorragia permanecía recostada sobre las piernas de su esposo, con el catéter de administración de medicamentos introducido en la mano. Estaba sentada en una silla sin respaldo y esperaba que le dieran los resultados de los exámenes de laboratorio. “Decidí salirme porque adentro hay mucha gente. Te atienden rápido, pero no hay camas para recostarse”, indicó.
Las afueras del hospital capitalino se asemejan a un campamento. No sólo los pacientes usan cuanta superficie hay disponible. También los familiares deben pernoctar a la intemperie. Cartones, colchonetas, tobos, sillas rotas, el piso, cualquier sitio es bueno para descansar mientras aguardan para ver a sus familiares.
“Aquí estamos en condiciones infrahumanas. Tengo un hijo con fractura de cráneo porque se cayó de un andamio del quinto piso. Tenemos casi un mes durmiendo en el piso”, dijo José Rodríguez. El hombre, oriundo de Yaracuy, relató que por casi 30 días ha sido testigo de cómo atienden a los pacientes, que en ocasiones deben esperar fuera del hospital a que les asignen una cama: “Hemos visto de todo en esta esquina. Los que llegan abaleados. El domingo metieron a 7 muertos. Aunque hay seguridad, da miedo toda la situación”.
Unos metros más allá, tres sillas sirven de cama a una mujer cuyo esposo está recluido en la emergencia por una celulitis que se agravó el pasado domingo. “Allá adentro estuvo un día entero sentado en una silla porque no había camas”, dijo.
Mala administración. Médicos de tres hospitales capitalinos han alertado del cierre técnico de los centros debido a la falta de suministros y equipos. El primero fue el Periférico de Coche, intervenido en marzo por el Gobierno, que a cinco meses de la medida continúa con fallas. El jueves pasado estalló la crisis en Los Magallanes de Catia y el lunes en El Algodonal. En ambos, varios servicios están cerrados por falta de especialistas y materiales.
José Félix Oletta, ex ministro de Sanidad, recuerda que el despacho destinó apenas 3,3% del presupuesto del año, es decir, 812 millones de bolívares, al mantenimiento de los centros asistenciales en 2013. Subrayó que la asignación para la compra de medicinas y equipamiento fue de 0,18%, equivalente a 46 millones de bolívares.
“Ese monto lo consumen los costos de los suministros, que en su mayoría son importados. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que esos hospitales están atendiendo menos pacientes que los calculados en el presupuesto. Algo está fallando en la administración de los recursos. Si el ministerio compra los insumos, ¿por qué no llegan a los hospitales?”.
Oletta señaló que históricamente los hospitales afrontaban problemas de escasez de suministros en temporadas en las que las empresas fabricantes estaban de vacaciones, por lo que considera atípica la situación actual.
“El período de escasez solía ser diciembre y, luego, marzo o abril. A mediados de año no es posible que exista ese problema, si es administrado de manera adecuada no debería pasar”, agregó.
Maternidad sin ascensores
Moraima Hernández, infectóloga de la Maternidad Concepción Palacios, denunció que el centro asistencial afronta una crisis que impide la correcta atención de los pacientes. La especialista, miembro de la Sociedad Médica, denunció que desde hace dos meses el edificio Negra Matea, anexo, tiene los ascensores dañados lo que ha obligado a suspender algunas consultas externas. También reportan fallas de insumos. Aunque no han dejado de recibir pacientes, en ocasiones los médicos tienen problemas porque no cuentan con los suministros básicos para la atención.
“No tenemos suministro continuo de material médico-quirúrgico, como debería ser. Un día mandan una cosa, en otro momento no mandan nada. No puede ser que la ministra Isabel Iturria esté dedicada a perseguir las clínicas privadas, en vez de solucionar los problemas de los hospitales. Necesitamos que venga alguien del ministerio a hacer auditoría sobre lo que está pasando. A la mayoría de los directores se le escapa de las manos el problema porque la solución real la tiene el Ministerio de Salud”, dijo.