Cual si fuese zarigüeya un hombre chino trató de fingir su muerte, inculpar a los guardias urbanos conocidos como Chengguanen y así obtener una compensación.
Los Chengguanen tienen la responsabilidad de hacer cumplir con las normas cívicas relacionadas con el trafico, la salud publica y el medio ambiente. Sin embargo, lo hacen a punta de golpes. Aprovechando su mala fama, este vendedor de frutas junto con dos cómplices tramaron un gran plan.
Era domingo por la tarde en Wuhan, provincia de de Hubei. Y como un buen actor Huan, el vendedor, fingió haber muerto a causa de los golpes de los guardias mientras sus cómplices exigían una compensación.
Y como siempre el público comenzó a llegar, en total 300 curiosos y 80 agentes de policía. La escena estaba puesta, un hombre yacía muerto cubierto por una sábana bajo el sol. Hasta que le dio sed y se levantó diciendo: “Hace demasiado calor, no aguanto”
Se les cayó el teatrito, el ‘resucitado’ contó a la policía que los carritos de algunos vendedores de refrescos habían sido confiscados por los Chengguanen por supuestamente bloquear el tráfico.