La investigación, divulgada durante la Conferencia para el Autismo en Asia-Pacífico, muestra como la red genética interrumpe la producción de células cerebrales que desembocan en esta enfermedad, que afecta a uno de cada 100 niños en mayor o menos medida.
Un grupo de científicos han descifrado una serie de patrones biológicos que permitirían diagnosticar el autismo en niños menores de un año, según una investigación presentada hoy en la ciudad australiana de Adelaida.
La investigación, divulgada durante la Conferencia para el Autismo en Asia-Pacífico, muestra como la red genética interrumpe la producción de células cerebrales que desembocan en esta enfermedad, que afecta a uno de cada 100 niños en mayor o menos medida.
Este hallazgo representa un avance importante para detectar el autismo, cuya identificación de los primeros síntomas “es complicada”, según Eric Courchesne, profesor de neurociencia de la Universidad de California.
“Es el primer descubrimiento en genes cerebrales. Nos muestra que el sistema genético podría ser un factor importante para futuras investigaciones en los tratamientos, en el desarrollo de evidencias tempranas en el autismo”, dijo el investigador al canal australiano ABC.
Según Courchesne, con estas técnicas de detección temprana se podría diagnosticar dicha enfermedad en niños de uno a dos años, en lugar de la actual fase de detección entre los tres y cinco años.
“Esto significa que van a recibir tratamiento antes, por lo que tendrán un mejor resultado”, apuntó.
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