“Es muy improbable que una construcción de ese tipo en la cumbre de una torre haya sido autorizada. Casi seguro que es ilegal”, comentó el funcionario local Liu Minxing al diario Yancheng Evening News.
“Las cenizas de las ofrendas que se incineran caen” en los alrededores del edificio, señaló un vecino.
El templo está vigilado con un sistema de vídeo y guardianes con perros y sólo pueden acceder los que tienen sus huellas dactilares registradas en una “cerradura digital”.
El templo llama la atención debido a que hace unos días las autoridades de Pekín ordenaron desmantelar una colina artificial extravagante construida en la azotea de una torre de la ciudad.
AFP