Cuando Venecia todavía no se ha repuesto de la conmoción causada por la muerte de un turista alemán que junto a su familia recorría en la típica góndola el Gran Canal, cobra fuerza el debate sobre la necesidad de nuevas normas de circulación y de controles de alcoholemia y antidroga para los gondoleros.
Hace una semana, un “vaporetto” -embarcación de transporte público en Venecia- que bajo el puente de Rialto intentaba evitar la colisión con otro hizo una maniobra y embistió a la pequeña góndola en la que viajaba la familia de Joachim Reinhard Vogel, un criminólogo de 50 años que falleció a causa de las heridas sufridas, mientras trataba de hacer de escudo protector a su hija de 3 años.
Si bien en un primer momento el debate se centró en los problemas de viabilidad del Gran Canal, que puede llegar a registrar el paso de 1.200 embarcaciones diarias, la revelación en las últimas horas de que el gondolero había dado positivo en los controles antidroga ha vuelto a poner este asunto en un primer plano.
En julio pasado los “pope”, como se conoce a los gondoleros, ya estuvieron en el punto de mira debido a la propuesta de que tuvieran que someterse a controles antidroga y de alcoholemia a raíz de “comportamientos inadecuados” por parte de algunos de ellos que fueron difundidos por internet.
El presidente de la Institución para la Conservación de la Góndola y la Tutela de los Gondoleros, Nicola Falconi, explicó a Efe que están pendientes de una decisión de la abogacía cívica, prevista para septiembre, acerca de si los gondoleros, como trabajadores privados, pueden ser obligados a someterse a los análisis previstos para los empleados del transporte público.
Falconi comentó que hay que decidir si en estos casos prevalece el carácter público del servicio que ofrecen los gondoleros -no sólo realizan recorridos turísticos, sino también hacen las labores de transbordador entre las orillas de los canales- o el hecho de que se trata de trabajadores autónomos privados.
Aunque las primeras reconstrucciones de los hechos indican que el accidente en el que murió Reinhard no fue culpa del gondolero, los investigadores se centran en ver si el consumo de estupefacientes, en su caso cocaína y hachís, pudo afectar a su capacidad de reacción.
El trágico suceso en el Gran Canal también ha vuelto a poner en evidencia el problema crónico de saturación del tráfico que sufre la principal arteria de navegación de Venecia, que conecta la estación y la plaza de San Marcos.
El alcalde de Venecia, Giorgio Orsoni, reconoce que en los últimos años el tráfico ha aumentado de forma significativa y el problema de la congestión es “real”.
Y es que el paso de embarcaciones es constante, en especial taxis, barcos para el transporte de mercancías y “vaporettos”.
Limitar el tráfico en áreas específicas o fijar tramos horarios para el uso de las distintas embarcaciones son algunas de las propuestas planteadas para dar respuesta a este problema, aunque el acuerdo no parece fácil, pues los diferentes operadores de transporte defienden sus propios intereses.
El “Ente Gondola”, como se conoce a la institución presidida por Falconi, ha presentado al consistorio un documento con una lista de propuestas al respecto.
Entre esas iniciativas está la de concentrar a los agentes de la policía municipal, que actúa en toda la laguna veneciana, en la zona del Gran Canal que registra un mayor tráfico, toda vez que piden que se dé prioridad a las “medidas preventivas” en lugar de a “las represivas”.
Reclaman que se intervenga, además de con sistemas de vigilancia a través de cámaras, con la presencia de policías que dirijan el tráfico de modo convencional y que se distribuyan en “los cinco puntos estratégicos” del Gran Canal, así como la prohibición de los adelantamientos entre las embarcaciones.
Señalan la necesidad de reconsiderar las ubicaciones de las pasarelas privadas que sirven para el embarque de pasajeros y que las dimensiones de éstas se reduzcan, volviendo a sus medidas originales, ya que con el tiempo se han ido ampliando y ello ha reducido el espacio para el tráfico en el canal.
Asimismo, Falconi destaca la importancia de dotar a los “vaporettos” de unas hélices transversales de proa que permitan a estas embarcaciones una mayor movilidad lateral, así como de cámaras como las que ya tienen algunos automóviles para posibilitar una mayor visibilidad trasera al conductor. EFE