Si David Huang hubiera dejado su Taiwán natal para radicarse en Suecia hace una generación, habría quedado aislado de su familia. Hoy, gracias a Skype, puede comunicarse con sus parientes con tanta facilidad como si vivieran en Estocolmo y no a medio mundo de distancia.
“Skype ha hecho el trabajo más fácil, pero más importante que eso, me ha permitido hablar con mi familia cuando me da la gana”, dice este empresario de 35 años.
El servicio de telefonía por internet Skype, que celebra su 10° aniversario el jueves, ha acercado el mundo de una manera muy significtiva, con un alcance que muy pocos hubieran previsto en 2003.
Un total de 300 millones de usuarios hacen 2.000 millones de minutos de videollamadas ‘online’ diarias. Como muestra más clara de su éxito, la marca se ha convertido en un verbo en lengua inglesa (to skype=llamar por Skype), una rara distinción que comparte con otro gigante como Google.
Y en otra señal de sus logros, Skype ha dado lugar a competidores con una serie de tecnologías similares, como el FaceTime de Apple.
Pero por revolucionaria que pueda parecer la tecnología de Skype, no se inició desde cero, sino que se construyó con base en tecnologías de comunicación ya existentes.
“Ya teníamos llamadas internacionales baratas a través de Internet”, dijo Martin Geddes, consultor líder de telecomunicaciones con sede en Gran Bretaña.
“La importancia de Skype fue y es la experiencia ‘Wow!’ de alta definición de voz, y la sensación de “estar allí” con tus familiares y amigos lejanos de una manera que no era posible antes”, agregó.
Para conocer a tu bebé o charlar con mamá
Skype echó a andar a finales de agosto 2003 por dos emprendedores escandinavos, el sueco Niklas Zennstroem y el danés Janus Friis, que expandieron las tecnologías de redes P2P (redes entre iguales) existentes.
Skype, que permite a sus usuarios en internet realizar llamadas de alta calidad desde cualquier parte del mundo de forma gratuita, despegó rápidamente, acercando el mundo en una época en que la globalización y los viajes intercontinentales separaron a más familias que quizás en ningún otro momento en la historia.
“Me conmueve la forma en que la gente usa Skype, desde un soldado en servicio activo que ve a su bebé por primera vez hasta las instancias más simples, extraordinariamente comunes”, dijo Elisa Steele, directora de marketing de Skype.
Entre esos ejemplos cotidianos, Steele destacó que “una madre y su hija puedan verse y hablar como si estuvieran sentadas juntas en la mesa de la cocina. Nuestro mayor logro radica en esos momentos”.
Pero Skype no sólo ayuda a que personas que ya se conocen se mantengan en contacto, sino que también permite conocer gente nueva.
Un ejemplo fue a principios de este año, cuando estudiantes de entre 11 y 15 años de la Academia Woodham de Gran Bretaña y la Escuela Intermedia Merton de Wisconsin (norte de EEUU) organizaron un concurso de baile a uno y otro lado del Atlántico.
“Habían visto películas extranjeras, pero realmente hablar con estos niños en Estados Unidos fue absolutamente genial. Fue increíble”, dijo Jon Tait, profesor de Woodham.
Ingresos millonarios
Skype no es sólo para los seres humanos. En el zoológico Cameron Park de Waco (Texas, sur de EEUU), si los orangutanes Mei y Mukah realizan determinadas tareas, se les permite como premio comunicarse a través de Skype con orangutanes de otros zoológicos.
Sin embargo, muchos se preguntan si es posible ganar dinero con un negocio que ofrece llamadas gratis. El fabricante de software estadounidense Microsoft cree que sí, y por eso pagó 8.500 millones de dólares por Skype en 2011.
En los 12 meses terminados el 30 de junio, la División de Entretenimiento de Microsoft, y que incluye Skype, reportó ingresos de 848 millones de dólares, un aumento de 380 millones con respecto al año anterior.
En tan sólo una década, Skype pasó de ser nada a estar en todas partes. En una época de rápidas transformaciones, ¿podría dejar de existir también en una década? Es difícil imaginarlo, según los observadores.
“No va a desaparecer. Esto se va a usar y será puesto cada vez en más dispositivos, videoteléfonos, dispositivos para la cocina y tabletas en los armarios de la cocina”, dijo Michael Gough, autor del libro “Skype Me!”
“Puedo imaginar, por ejemplo, un escenario domótico donde se tenga una tableta en la cocina, una Xbox conectada en la sala de estar y uno literalmente pueda seguir una videollamada por toda la casa. Realmente puedo imaginarme algo así”.
AFP