Argentina, que ejerce la presidencia pro témpore del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, rechazó este jueves un eventual ataque militar de los países occidentales en Siria, mientras que la víspera Brasil exigió para ello el aval de la ONU.
“No están dadas las condiciones para una solución militar extranjera, ya que, a pesar del tiempo transcurrido y de cientos de miles de víctimas, no se han puesto en práctica los mecanismos previstos en el derecho internacional”, indicó el ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado, en el que precisó que una acción militar “no haría otra cosa que agravar la situación”.
Estados Unidos, Reino Unido y Francia evalúan una intervención militar contra el régimen de Bashar al Asad, al que responsabilizan del ataque químico del 21 de agosto que dejó unos 1.300 muertos en los suburbios de Damasco.
En cambio, Argentina propuso la “posibilidad de una intervención humanitaria sin fines ni medios militares y con mandato” de Naciones Unidas.
Aunque el gobierno de la presidenta Cristina Fernández considera “inexcusable” el uso de armas químicas, observó que “no se puede seguir proveyendo de armas a las zonas en conflicto y luego sentarse en este recinto para lamentarse que hay muertos”, en referencia a la ayuda que tanto rebeldes como las fuerzas del régimen sirio han recibido de los diferentes países que los apoyan.
Además, el gobierno de Juan Manuel Santos urgió este jueves al Consejo de Seguridad a llegar “a un acuerdo por el bien de tantas vidas humanas que se están perdiendo en Siria”, declaró la canciller María Ángela Holguín desde Paramaribo, donde acudió para una cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas que comenzará este viernes y al cabo de la cual se espera una declaración conjunta sobre la crisis siria.
“Eso es un crimen terrible y esperamos que haya una investigación y unos resultados prontos y concretos”, agregó la canciller.
La víspera, el nuevo canciller brasileño, Luiz Alberto Figueiredo, manifestó que su país tampoco respalda una intervención militar en Siria que no cuente con el aval de la ONU, a pesar de que consideró “intolerable” el uso de armas químicas en ese país.
“La posición del gobierno brasileño es, y siempre fue, considerar una intervención armada que no sea hecha al amparo de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU como una violación del derecho internacional y a la Carta de la ONU”, declaró el ministro, citado en el diario O Estado de Sao Paulo.
Junto con otros países de América Latina, Brasil ya se había opuesto a la intervención militar de 2003 en Irak liderada por Estados Unidos y Gran Bretaña, sin el mandato de la ONU.
Figueiredo asumió el cargo este miércoles en reemplazo de Antonio Patriota, quien renunció el lunes tras la crisis que desató la participación de un diplomático brasileño en la fuga desde la embajada en La Paz a Brasilia de un senador boliviano.
El miércoles, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza también se declaró “profundamente contrario a las intervenciones militares”, aunque aclaró que no hablaba en nombre de la OEA, que no se ha reunido al respecto.
Y mientras el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, también contrario a una intervención militar de países occidentales en Siria dijo el mismo día que el “plan internacional” busca eliminarlo “en simultáneo al ataque contra Siria”, el presidente de Ecuador ratificó “la vocación pacifista” de su país y “el rechazo de cualquier injerencia, más aún militar, en el problema sirio”.
En el mismo sentido, el gobierno boliviano de Evo Morales también rechazó una intervención militar, al igual que “el uso de agentes químicos”, mientras que Cuba advirtió que “una agresión contra Siria provocaría gravísimas consecuencias para la ya convulsa región del Medio Oriente”.
El líder cubano Fidel Castro recordó por su parte que “todos los miembros de la OTAN, aliados incondicionales de Estados Unidos y unos pocos países petroleros aliados al imperio en aquella zona del Medio Oriente, garantizan el abastecimiento mundial de combustibles”.
En tanto, el gobierno de El Salvador expresó preocupación por la crisis en Siria y rechazó “categóricamente” el uso de armas químicas, al tiempo que respaldó las acciones de la comunidad internacional para resolver el conflicto.
El primer ministro británico, el conservador David Cameron, trataba este jueves de convencer a la oposición –que probablemente se opondrá a ello, según una fuente laborista– de atacar al régimen sirio de Bashar al Asad, lo que acabará en una moción de su gobierno en los próximos días tras una segunda votación.
Desencadenado en marzo de 2011 por una revuelta popular que se transformó en guerra civil, el conflicto sirio ha causado hasta ahora más de 100.000 muertos, según la ONU.
AFP