Miles de personas manifestaron este jueves en las principales ciudades de Colombia para apoyar a los campesinos que protestan desde hace once días en exigencia de auxilios económicos, con marchas que terminaron con violentos enfrentamientos en Bogotá y Medellín (noroeste).
En Bogotá, obreros, estudiantes, profesores y trabajadores de la salud marcharon hacia la céntrica plaza de Bolívar, en cuyos alrededores se generaron fuertes disturbios que fueron dispersados por la Policía con equipos antimotines.
“Hay que apoyar a los campesinos. Los TLC (tratados de libre comercio) nos tienen mal. Los campesinos prefieren botar sus cosechas y derramar la leche porque ante todo lo que está entrando del extranjero a precios muy bajos no les vale la pena vender”, dijo a la AFP Jorge Morales, un estudiante de 22 años.
Otra estudiante afirmó: “Soy nieta de campesinos y no es justo que en este país capaz de producir comida para sustentarse, nos traigan desde afuera cualquier cosa solo porque es más barato”.
“Es como una cachetada a los campesinos”, agregó esta universitaria de 20 años.
Otras jóvenes marcharon con el torso descubierto y consignas como “mi tierra no se vende” escritas en la espalda o el pecho.
Además del apoyo a los campesinos, estudiantes y profesores han planteado sus propias reivindicaciones y sugerido que podrían paralizar las universidades a partir del 10 de septiembre.
Entre 40.000 y 50.000 camioneros se han unido a las protestas para reclamar una rebaja en los precios de los combustibles, mientras que miles de pequeños mineros se mantienen concentrados en diversos puntos del país en exigencia de ser formalizados.
En total, se realizaron este jueves 48 marchas en todo el país.
Violentos enfrentamientos
Aunque la jornada en Bogotá arrancó en calma, en la tarde se registraron violentos enfrentamientos entre manifestantes y policías, que dejaron destrozos en sedes bancarias y comercios del centro histórico.
Grupos de encapuchados agredieron a los agentes con vidrios rotos de vidrieras e incluso los atacaban con palos, constató un fotógrafo de AFP.
El ministro del Interior, Fernando Carrillo, declaró que los responsables de los desmanes “son vándalos y no campesinos”.
Ante los disturbios, los agentes dispersaron a los manifestantes con gases lacrimógenos y desde vehículos antimotines. Las autoridades aún no han dado un balance de heridos o detenidos.
Durante el día, hubo desórdenes también en la población de Soacha, humilde periferia de Bogotá, donde se decretó un toque de queda. Mientras que en Bosa y Ciudad Bolívar, también en la periferia, se prohibió la venta de alcohol por los disturbios.
En Medellín, segunda ciudad de Colombia, la marcha acabó también con enfrentamientos entre manifestantes y autoridades, en medio de los cuales dos periodistas fueron agredidos por la Policía, según un fotógrafo de AFP.
Al final de la tarde, el presidente Juan Manuel Santos evaluaba la situación de orden público en el país desde la sala de estrategia de la Policía.
Santos reconoce “tormenta”
Las manifestaciones campesinas, con bloqueos en las principales carreteras del país que dificultan la llegada de alimentos y otros bienes a las ciudades, comenzaron el 19 de agosto en demanda de ayudas económicas como precios de sustentación para algunos productos agrícolas y rebajas en los precios de fertilizantes, plaguicidas y semillas.
Santos, que el fin de semana había minimizado el impacto de la movilización diciendo que “el tal paro agrario no existe”, este jueves reconoció que el sector rural atraviesa “una tormenta”.
“Sin duda alguna, estamos atravesando por una tormenta que se formó por la acumulación del abandono y de falta de políticas en el sector agropecuario durante muchísimo tiempo”, dijo en una alocución por radio y TV.
“Hay una crisis en el sector agropecuario que tenemos que enfrentar y de la cual vamos a salir adelante, porque este país tiene el inmenso potencial en ese sector”, aseguró.
Ofreció controlar los precios de los fertilizantes y plaguicidas, así como frenar el contrabando de alimentos.
Los campesinos se han visto afectados por la entrada en vigor de varios TLC, entre estos con Estados Unidos, y la apreciación de la moneda (10% con respecto al dólar en 2012), entre otros factores.
Expertos señalan que el campo colombiano vive una crisis estructural, pues tres cuartas partes de los terrenos de uso agrícola no son aprovechados debido a la inseguridad que genera la presencia de guerrillas y del narcotráfico.
El gobierno de Santos mantiene desde el lunes una mesa de diálogo con campesinos en la zona de Boyacá (centro), despensa alimentaria de Bogotá y donde las manifestaciones han sido más agudas, pero hasta ahora no se ha logrado un consenso para que los agricultores cesen las protestas.
“Ojalá que los diálogos en Boyacá tengan un final feliz hoy (jueves) y comencemos a levantar estos paros”, señaló el mandatario.
Sin embargo, los campesinos siguen exigiendo una mesa de negociación nacional y no diálogos por regiones o sectores agrícolas.
“Las mesas de diálogo se han dividido por renglones: los cebolleros, los paperos… No sabemos si eso vaya a funcionar y lo que queremos es un diálogo nacional para solucionar los problemas que nos afectan a todos”, dijo a la AFP Luzdary Molina, miembro de la Asociación de pequeños agricultores de Boyacá.
Este jueves se registraban 72 bloqueos en 37 tramos viales de ocho regiones de Colombia, según el Ministerio del Interior.
Desde que comenzaron las protestas, cinco personas han muerto en diversas circunstancias durante los cierres de carreteras. AFP