En las últimas dos décadas se ha hablado de la adicción al sexo como un desorden social popular. El mainstream ha publicado suficientes casos de actores, políticos, deportistas que son atrapados en el acto de su supuesta “adicción al sexo”, y por otro lado, se han realizado películas, programas de televisión, reality shows y libros que explotan el tema. De alguna forma ésta enfermedad sexual fue programada en nuestra mente y fue aceptada como una verdad, al punto, tal vez, de hacernos dudar de nuestro propia concepción del sexo y que tan adictos podríamos llegar a ser.
Pero nuevas investigadores de la UCLA dicen que la adicción al sexo no parece ser una enfermedad o un desorden, de acuerdo con el estudio, que aparece en la edición digital de la revista Socioaffective Neuroscience and Psychology.
En el estudio participaron 39 hombres y 13 mujeres que reportaron tener problemas para controlar su visualización de imágenes sexuales. La analista de UCLA, Nicole Prause y sus colegas monitorearon los cerebros de los voluntarios mientras les enseñaban imágenes eróticas y encontraron que: ”Si de hecho, sufren de hipersexualidad, o adicción sexual, la respuesta del cerebro a los estímulos eróticos visuales podríamos esperar que fuera mayor, de la misma manera que se ha demostrado en los cerebros de adictos a la cocaína al reaccionar a las imágenes de la droga en otros estudios ” explicó un comunicado de prensa de la Universidad de California.
Y sin embargo, esto no sucedió. En lugar de ser causada por un trastorno real, la hipersexualidad parece ser el resultado de tener una alta libido, dijo Prause.
“Potencialmente, esto es un hallazgo importante”, dijo en el comunicado de prensa. “Es la primera vez que los científicos han estudiado las respuestas del cerebro específicamente de las personas que se identifican con problemas hipersexuales”.
La adicción al sexo supuestamente afecta al 11% de la población occidental, informó CBS. Y, sin embargo, la Asociación Americana de Psiquiatría excluyó la adicción al sexo como un trastorno en la última edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, el DSM-5.
Prause reconoció que sus resultados son controversiales y le dijo a CBS que ella no quiere que la gente deje de buscar ayuda, pero cree que los llamados centros de rehabilitación sexuales deben ser examinados.
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