Lamentablemente el gobierno nacional está pendiente de concentrar más poder y perseguir a quienes disienten de su visión de país. El afán de quienes hoy ocupan los altos cargos de la dirección del país, no es precisamente el gobernar para darle respuestas a los problemas más urgentes e importantes de los venezolanos. Sin ninguna relevancia queda la supuesta lucha contra la corrupción, que no es otra cosa que una gran mentira y una excusa para seguir con esta mamadera de gallo, con una gestión pública nacional que está arruinando, desesperanzando y matando a los venezolanos.
Una interrogante común en estos días en cualquier hogar, universidad o lugar de trabajo en Venezuela, más o menos se resume en la siguiente: ¿Hay algún venezolano que actualmente dude que este gobierno lo que tiene es poder grosero y concentrado del cual está abusando? Es paradójico y, en consecuencia, genera impotencia individual y colectiva pues teniendo tanto poder y tantos recursos juntos, este gobierno tiene un desorden estructural. Realmente, desespera el hecho que siendo un país productor y exportador de petróleo y que además tengamos las reservas petroleras más importantes del planeta, por otro lado estemos “minados” de tantos huecos en las calles, tanta desidia urbana y miseria rural. Es aún más incompatible que a las alcaldías les salga tan caro el asfalto y paralelamente estemos financiándoles refinerías petroleras y hasta asfaltándoles las calles a los países de los presidentes “amiguitos” de la revolución. Luego, la realidad aplastante: todos los días matan, violan, secuestran y roban a tanta gente y las estadísticas internacionales nos premian con el título: “Venezuela, uno de los países más violentos del mundo”. Mientras que estos enchufados mantienen el discurso que en otrora el ausente líder sacaba como carta debajo de la manga, cada vez que se evidenciaba la ineficacia del proyecto rojito, la novela del magnicidio regresa.
Entonces ¿Cómo es eso que mientras todo esto ocurre y nos salpica en la cara, estos señores estén pensando en cómo hacer para alcanzar, comprar o chantajear al diputado X, ahora diputado 99 o “cachi chen”?. Alguien podrá explicar el sentido de lo que ahora parece será una práctica absurda, que le costará a la democracia el desmoronamiento institucional del parlamentarismo, que consiste en ir eliminándole a los adversarios, los diputados o parlamentarios nacionales, vía allanamiento discrecional de su inmunidad y posterior inhabilitación política, para sumar, a como dé lugar, los curules que la voluntad popular no les dio, es decir, las tres quintas partes (3/5) del total de diputados de la A.N. para otorgarle la “Habilitante” a Nicolás y así entregarle, además de todo el poder que ostenta, el poder de legislar que se supone tiene, y no ejerce eficientemente la máxima representación legislativa de nuestro país.
Además con la más grande mentira y la peor excusa como es la lucha contra la corrupción. ¿Qué es eso Nicolás? Es que acaso a algún cristiano en Venezuela le queda duda sobre ¿Dónde está la corrupción abierta y descarada en este país? Sería interesante encuestar a los venezolanos para que nos digan quiénes creen ellos son los tres corruptos más evidentes en Venezuela hoy?, y si queremos más exactitud, preguntemos quién es el número uno (1)?, seguramente coincidiremos todos, ¿o no?, practícalo en tu entorno y ratificarás lo que digo.
Amigos lectores los invito a comprender que independientemente de nuestra militancia o parcialidad política, mientras en Venezuela no haya “equilibrio de los poderes públicos” y particularmente mientras el poder ejecutivo, representado por la presidencia de la república y sus ministros, mande o influya de manera determinante sobre el resto de los poderes, como ocurre hoy descaradamente en Venezuela, no habrá una sana administración de justicia y nunca se tomarán decisiones objetivas y justas, lo que lamentablemente está contaminando irreversiblemente a la democracia y en consecuencia hipotecando la credibilidad de la institucionalidad publica en este país.
Ovidio Lozada