Un alto cargo chino de seguridad que fue destituido hace un año por aparecer sonriente en la escena de un accidente de autobús en el que habían muerto 36 personas fue condenado hoy a catorce años de cárcel por corrupción.
Según la agencia oficial Xinhua, el Tribunal Popular Intermedio de Xian (Shaanxi, centro) dictó la sentencia este jueves contra Yang Dacai, exfuncionario de esta provincia, al encontrarle culpable de aceptar sobornos y poseer una “gran cantidad de propiedades” que no pudo justificar.
El tribunal ordenó que se le confiscaran los 250.000 yuanes (alrededor de 40.500 dólares) que aceptó como sobornos a cambio de “elevar” el rango de seguridad de una compañía tecnológica y más de 5 millones de yuanes (816.000 dólares) en los que está valorada una propiedad familiar. Además, le impuso una multa de 50.000 yuanes (8.166 dólares).
La Fiscalía aseguró que el patrimonio de Yang, que se declaró culpable de ambos cargos y no apeló el veredicto, es “mucho mayor que sus ingresos como funcionario del Gobierno”.
Yang se hizo famoso en el país cuando varias fotografías suyas en las que se le veía sonriente en la escena del accidente de autobús el 26 de agosto de 2012 se propagaron por las redes sociales chinas, lo que suscitó una ola de críticas entre los ciudadanos.
En las imágenes, Yang también aparecía con un lujoso reloj de muñeca, demasiado ostentoso para un funcionario de su rango a ojos de los internautas chinos, que le bautizaron como “Hermano Relojes”.
Aunque Yang defendió que se había comprado el reloj con su propio salario, el descontento público provocó una investigación oficial, y el funcionario, según las autoridades, fue destituido por “sus graves errores y violaciones disciplinarias”.
La investigación determinó su inicial destitución como director de la Administración de Seguridad Laboral de Shaanxi y su posterior expulsión del Partido Comunista chino (PCCh), para después transferir su caso a la Justicia.
La sentencia contra Yang engrosa la ya larga lista de acusados de corrupción desde que Xi Jinping asumió la presidencia de China el pasado año.
Su caso, aunque menos sonado y de menor relevancia que los del ex ministro de Ferrocarriles, Liu Zhijun -condenado a la pena de muerte suspendida en julio-, o el ex dirigente provincial Bo Xilai -a la espera de recibir sentencia-, comparte con éstos que la investigación de corrupción surgió a raíz de un escándalo que en principio no guardaba relación con este tipo de actividades.
Xi ha lanzado desde su llegada al poder una campaña de lucha contra la corrupción, uno de los problemas que más preocupan a los ciudadanos chinos y que el propio Partido ha advertido que pone en peligro la supervivencia del régimen si no se le pone coto. EFE