El 16 de marzo de 2010 en esta columna y en nuestra web www.runrun.es publiqué una de mis decenas de notas sobre el manejo que el gobierno de Hugo Chávez venía haciendo del sector eléctrico nacional.
En su afán destructor amparado en un nacionalismo ramplón al salir no solo de las empresas transnacionales que habían adquirido en limpia licitación algunas empresas de electricidad estatales sino también -al igual que con el sector petrolero- del excelente y preparado equipo profesional que por años había logrado hacer de empresas como Edelca ejemplo en el mundo y cuyos ex gerentes hoy son ejecutivos mas allá de nuestras fronteras. La eliminación del mérito en el trabajo y de la excelencia en preparación profesional, cambiado únicamente por el carnet del PSUV o a la cercanía de un amigote con quien cogerse unos reales llenó de ineficientes, enchufados y advenedizos a las industrias del Estado comenzando por la petrolera y siguiendo por la eléctrica, la del hierro, el acero, el aluminio y todas las que una vez producían para el consumo nacional y hasta exportaban.
Electricidad vendimos a Brasil y a Colombia. A ésta también le vendíamos gas. Hoy importamos gas y electricidad del vecino colombiano. Por no citar los combustibles que cada día importamos más del “enemigo imperial estadounidense”. Cuando las cifras de inversión en infraestructura eléctrica sobrepasan los $ 85.000.000.000 desde 1999 estamos frente a un caos que de refilón algunos rojos han mencionado con disimulo que la crisis se “heredó”. ¿De quién? Pues del caudillo que “aun vive”.
El segmento fue:
DE$IDIA:
Un enjundioso informe, preparado por un capacitado equipo multidisciplinario, por lo demás variopinto en cuanto a sus preferencias políticas y con amplia experiencia tanto en el sector privado como en el público, pondrá aún mas contra las cuerdas al Gobierno y demostrará el descuido, la incompetencia, la corrupción y la más feroz improvisación del más pernicioso y atrasado régimen que conoce la historia de Venezuela. Con un despilfarro de $35.000 millones que seguramente ha colocado buena parte en cuentas en paraísos fiscales o en propiedades inmobiliarias de Madrid, París, Viena, Buenos Aires, Panamá, Miami, Nueva York, Quito, Guayaquil, Washington, Berna, Roma, Milán, Hong Kong, Shanghái y hasta Moscú. Los alertas, documentados con profusión de evidencias y recomendaciones, fueron entregados a varios vicepresidentes en estos once años y cuyos titulares siempre han dicho que las llevaron a eso que se llamó “gabinete ejecutivo” en los gobiernos anteriores y que ahora se convirtió en otro espectáculo donde el único esfuerzo que hacen los casi 180 titulares de despachos que han pasado en estos tiempos es que el caudillo los capte aplaudiendo o riéndole un mal chiste o una de sus “extraordinarias ideas que de repente se le ocurren”, pero que en definitiva recae sobre los tres funcionarios que han permanecido en despachos relacionados con el sector energía, electricidad y planificación en la década perdida.
El primer informe bajo el título “Ley del Servicio Eléctrico” le fue presentado al presidente Chávez en 1999 cuando la Asamblea Nacional le aprobó la Ley Habilitante. Estando Alí Rodríguez a cargo del Ministerio de Energía y Petróleo recibió el Plan de Expansión 1999-2013 con una visión de 10 y 15 años. Se quedó en el papel aunque ese año aprobaron la Ley del Servicio Eléctrico. En 2001 los ministros de Cordiplan y Energía y Minas tienen en su poder el informe detallado sobre las demandas del país para la década y se formula el Plan 2001 del Sistema Eléctrico Nacional. En 2002 Chávez decreta la creación de la “Comisión Presidencial para el estudio, evaluación, aplicación y seguimiento del cumplimiento de los planes de atención del riesgo potencia de insuficiencia en el suministro de energía eléctrica” presidida por el vicepresidente de la República Diosdado Cabello.
Luego en 2005, a Rafael Ramírez como ministro le entregan los detalles para la formulación del Plan de Desarrollo del Sector Eléctrico Nacional y de nuevo se engaveta pues la atención prioritaria estaba en meterle mano a Pdvsa y sacarle de allí todos sus ingresos con la excusa de ayudar al desarrollo social y las misiones. La emergencia, por más bien que se describió, quedó solo en unas palabras demagógicas, tres chistecitos del jefe y los nombres rimbombantes para las comisiones y comisiones (de los dos tipos) que fueron desapareciendo a medida que transcurrieron los días. El trabajo detalla cómo el ministro Jorge Giordani, desde el sector planificación, utilizó los recursos asignados al sector eléctrico para otros proyectos y otras áreas como el fracasado Eje Orinoco Apure.