Estados Unidos y Rusia llevaban a cabo el jueves en Ginebra negociaciones cruciales sobre Siria desde posturas divergentes, poco después de que el presidente sirio, Bashar al Asad, se comprometiera a poner su arsenal químico bajo control internacional sólo si Washington deja de amenazar a su país y de suministrar armas a los rebeldes. AFP
Los cancilleres de Estados Unidos y Rusia, John Kerry y Serguei Lavrov, prometieron resultados tras su encuentro: “Vamos a trabajar para llegar a un acuerdo de principio con el fin de resolver de una vez por todas el problema de las armas químicas en Siria a través de la adhesión de Siria a la Convención para la Prohibición de las Armas Químicas (…) Partimos del principio de que la solución de este problema hace inútil un ataque a Siria”, estimó, en conferencia de prensa junto a Kerry antes del encuentro.
“Estimamos que las palabras del régimen sirio sencillamente no son suficientes, por eso hemos venido aquí, para trabajar con los rusos”, dijo por su parte Kerry.
“Las expectativas son grandes (…) Juntos vamos a probar la capacidad del régimen de cumplir sus promesas. Estamos decididos a tener un encuentro con sustancia”, aseguró Kerry.
Ambos se reunían poco después de que el presidente sirio, Bashar Al Asad, se comprometiera a entregar su arsenal químico y a firmar la Convención contra las armas químicas, pero con condiciones.
“Cuando veamos que Estados Unidos realmente quiere estabilidad en nuestra región y deje de amenazar e intentar invadir, y además deje de suministrar armas a los terroristas, entonces podremos creer que podemos continuar con el proceso”, declaró en una entrevista al canal público ruso Rossia 24.
Al Asad aseguró además que “en unos días, Siria enviará un mensaje a la ONU y a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas que contendrá los documentos técnicos necesarios para firmar la Convención”.
Casi al mismo tiempo, la ONU anunciaba haber recibido “un documento del gobierno de Siria” para la “adhesión” de este país a la Convención sobre armas químicas.
La Convención para la Prohibición de Armas Químicas, firmada en 1993 en París y en vigor desde 1997, prohíbe la fabricación, almacenamiento y la utilización de armas químicas.
Al Asad aclaró que Damasco acepta colocar sus armas químicas bajo control internacional “debido a Rusia” y aseguró que “las amenazas de Estados Unidos no tuvieron influencia sobre esta decisión”.
Horas antes, Washington indicó que espera que el régimen sirio “declare cuanto antes” el tamaño y las características de su arsenal químico como muestra de su compromiso, según declaró un alto responsable del departamento de Estado que acompaña al secretario de Estado.
El presidente estadounidense, Barack Obama, había manifestado sus “esperanzas de que las conversaciones (….) puedan arrojar resultados concretos”.
Estas conversaciones, en las que participan expertos en desarme, se centran en principio en cómo colocar el arsenal químico sirio bajo control internacional, una propuesta que el lunes realizó Moscú y que aleja la amenaza de ataques occidentales al régimen de Damasco.
Según el diario ruso Kommersant, el plan de control de las armas químicas en Siria, que Rusia presentó esta semana a Estados Unidos, incluye cuatro etapas, que comenzarían con la adhesión de Damasco a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ).
Posteriormente, Siria deberá declarar la ubicación de su arsenal químico y el lugar donde se fabrica. El tercer paso sería autorizar a los inspectores de la OPAQ a realizar inspecciones en esos lugares para decidir, junto con los investigadores, cómo destruir las reservas químicas sirias, que algunos expertos evaluaron en 1.000 toneladas.
“Rechazo categórico” de los rebeldes
La víspera de estas discusiones, el presidente ruso, Vladimir Putin, declaró que recurrir a la fuerza en Siria al margen del Consejo de Seguridad de la ONU sería “inaceptable” y “constituiría una agresión”.
El presidente ruso también atribuyó a los rebeldes sirios la responsabilidad del ataque químico del 21 de agosto cerca de Damasco, que dejó cientos de muertos y del que los occidentales acusan al régimen sirio.
Las negociaciones de Ginebra suponen recuperar la vía diplomática en el conflicto en Siria, que dejó en dos años y medio más de 110.000 muertos, y pretenden evitar una posible intervención militar de Estados Unidos y Francia como castigo a la masacre cometida el 21 de agosto.
Naciones Unidas investiga esta matanza y su informe se publicará “probablemente el lunes”, declaró el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius.
Por su parte, el general del Ejército Sirio Libre (ESL, rebeldes), Selim Idris, rechazó el plan ruso por considerarlo insuficiente.
Asimismo, la Coalición Nacional Siria (oposición) calificó la iniciativa rusa de “maniobra política destinada a hacer ganar tiempo” a Asad.
Según un responsable del departamento de Estado, John Kerry se entrevistó el jueves con el general Idriss y el jefe de la Coalición Nacional Siria, Ahmad Jarba, y les aseguró que Estados Unidos no ha descartado totalmente la opción militar.
En Ginebra, Kerry también se reunió con el enviado especial de la Liga Árabe y de la ONU para Siria, Lakhdar Brahimi.
Lavrov dijo esperar que el encuentro de con Kerry permita volver a impulsar la conferencia Ginebra-2 que desde hace meses la ONU, Washington y Moscú desean organizar para sentar en la mesa de negociación al régimen sirio y a la oposición.