El Papa Francisco planea conducir en los alrededores de Ciudad del Vaticano al volante de un “papamóvil” que es en gran parte como él: austero, revestido de blanco y con una buena dosis de kilometraje.
El Renault 4 de 1984 con 300.000 kilómetros en el cuentakilómetros se lo regaló un sacerdote de 70 años del norte de Italia, el padre Renzo Rocca, que llevó al Papa a dar un paseo por el interior de los muros de la pequeña ciudad estado.
“Creo que el Papa lo conducirá un poquito dentro del Vaticano”, dijo el jueves el viceportavoz de la Santa Sede, el padre Ciro Benedettini.
Después de que el Papa pidiera a los sacerdotes hace varios meses que no condujeran coches caros sino que ahorraran el dinero y se lo dieran a los pobres, Zocca le escribió una carta diciéndole que él había usado el mismo coche durante décadas y que quería dárselo como regalo simbólico.
Se lo llevó el fin de semana pasado, junto con varios de sus feligreses, hasta el Vaticano, donde el Papa le dijo que sabía cómo conducirlo porque él tenía un Renault 4 en Argentina.
El Papa, de 76 años, después se subió y lo condujo, contó Zocca a la revista católica italiana Famiglia Cristiana.
Francisco, que cuando era cardenal en Buenos Aires viajaba en metro, ha mostrado predilección por los medios de transporte sencillos incluso después de su elección en marzo como el primer Pontífice no europeo en 1.300 años.
En la noche de su elección, rechazó la limusina papal de Mercedes a prueba de balas y se trasladó en un minibús con los cardenales que lo habían elegido como líder de la Iglesia Católica.
Durante su viaje a Brasil en julio recorrió Río de Janeiro en un pequeño Fiat a petición propia, y cuando visitó un centro de refugiados en Roma el martes usó un Ford Focus del Vaticano.
El Pontífice también ha rechazado los espaciosos y lujosos apartamentos papales usados por sus predecesores y optó por vivir en una pequeña habitación en una residencia del Vaticano. Reuters