La alta conflictividad social en Venezuela está a flor de piel, y por supuesto las casas de estudio del país son parte de esta vanguardia que reclaman atención, reconocimiento y justicia. La Universidad Venezolana ha sido, históricamente, promotora de los cambios políticos y sociales del país, en su seno se han formado los profesionales e intelectuales que contribuyen al desarrollo patrio, se han generado investigaciones que aportan nuevos paradigmas y esquemas para el desarrollo científico y social, sus Facultades recorren todos los campos de las ciencias y las artes, para contribuir con la formación integral del ciudadano; y es que la universidad no solo consiste en la dinámica de un aula de clases, el profesor y el estudiante, por el contrario la Universidad como espacio de encuentro para la aprehensión y generación de conocimiento, debe procurar permanentemente ser un espacio donde confluyan todas las corrientes del pensamiento, las artes, los deportes y la academia en un ambiente democrático, de igualdad, libertad, pluralismo y paz.
La excelencia académica debe ser punta de lanza de nuestras casas de estudio, una excelencia que permita formar no sólo mejores profesionales sino que además les recuerde a los ciudadanos, el compromiso que tienen con la nación. Es deber natural de la Universidad, luchar contra cualquier pretensión hegemónica, autoritaria, militarista e imperialista, percepciones antagónicas a sus valores propios.
En el conflicto universitario que vivimos actualmente, el gobierno ha hecho oídos sordos a las necesidades y al espíritu mismo del conflicto. El Presidente Nicolás Maduro equivocamente cree, que con la ramplona aprobación de unos recursos enmarcados en actos proselitistas, a espaldas de los actores que los exigían, sirve como mella para acabar con la crisis. Asimismo, el Ministro Pedro Calzadilla, pensará que con dos escuetas ruedas de prensa para el dudoso reconocimiento a las autoridades, aplacará el ímpetu y compromiso de los estudiantes, profesores y trabajadores universitarios. Y es que el problema, el verdadero problema no es de carácter economicista, si no de carácter político, y ¿por qué político?, porque el gobierno debe entender el rol de las Universidades y dejar de verlas como enemigas. No conspiramos contra el gobierno, no respondemos a agendas golpistas, no representamos los intereses de la burguesía criolla, apatrida o imperialista, por el contrario hemos demostrado una y otra vez, que respondemos impertubablemtne a las necesidades del sector universitario y del país, que desde hace varias décadas reclama transformación y presupuesto justo.
¿Por qué es tan difícil encontrar puntos de encuentro si hemos coincidido en planteamientos anteriores? ¿Por qué no han tomado medidas contra los violentos si ya se han denunciado en reiteradas oportunidades? Si el Presidente Nicolás Maduro tiene intenciones reales, si se presentara como un fiel demócrata, debería abrir el diálogo, buscar soluciones conjuntas con los verdaderos actores y representantes democráticamente electos, garantizar la gobernabilidad, que tome la inicitiva sobre los suyos y abra la discusión entre el gobierno y la Universidad.
Desde el sector estudiantil, estamos dispuestos y convencidos de que no sólo debemos servir de ejemplo al país, si no que hoy tenemos la oportunidad de dar una lección de que en un sistema democrático, se debe exigir y obtener reivindicaciones justas para el desarrollo común. Sería una válvula de escape importante en una Venezuela donde la polarización y la crisis, han tropezado los esfuerzos de desarrollo.
Juan Requesens
Presidente FCU UCV
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