Actores eruditos han convertido a una Generación, en una degeneración, donde la política no tiene sabor, donde les enseñan a no tener voluntad de poder, que no es lo mismo que responder a “objetivos de supervivencia” para los agentes que mantienen a los “jefes” en su idea de la “normalización democrática”, que por cierto, no estamos viviendo.
Han aniquilado lentamente sus propias tradiciones, entre las más importantes las intelectuales, las académicas y principistas. Hoy lo tradicional, reposa en lo cumpleañero y poco trascendental para los intereses de la Nación y de los individuos. La juventud reside en las nuevas almas que se integran a la institución bajo el influjo de la admiración de las obras de sus fundadores, colgados en la paredes como eternos adornos, quedándose siempre en el plano del pasado, pero nunca dirigiendo la vista hacia adelante, como los grandes.
La decadencia se encuentra en la devaluación de sus valores, que se materializa sin mucho esfuerzo en la Acción anti-Democrática de la política, adueñándose de la carrera política de dirigentes e individuos que creen en las glorias que más nunca sucedieron, a través de concesiones y permisos para “ser”.
¿Desde hace cuando no se transforman las ideas que le dieron vida a la organización? Desde antes de que hubiéramos nacido: no es menester pensar en el país sino ir a las fútiles elecciones. ¿No es un reflejo de lo decadente que ni siquiera tenga un nombre que presentar a la candidatura presidencial, luego de haber conducido los destinos de la Nación en varias oportunidades? Sí lo es, pero para engañar a los que están y los que vienen, les dicen que lo importante es la unidad. ¿Acaso no es un despropósito formar políticos de Nación? ¡Absolutamente! Si fueron jóvenes que se convirtieron en hombres los que dieron pasos decididos a cambiar la historia del país, cumplieron su misión pero se fueron sin legado. ¿Pero cómo no dejaron legado, si hoy cumplen 72 años? Porque los más ilustres ya no están y las cucarachas se quedaron cuidando los recuerdos.
Es un propósito más bien mantener la oscuridad, la podredumbre disfrazada de glorias, ese vestido de color puro, desteñido por el tiempo, de laureles ya marchitos, pero que invoca su valor aun en algunos hombres.
Estos, que dicen además que esto no es una dictadura, SINO QUE ES UNA DEMOCRACIA, son los que hoy hacen que se revuelvan en la tumba sus padres fundadores: Despreciadores del talento de los jóvenes que más cambios representan y por eso los señalan como peligros para la “organización” por ser belicosos y rebeldes. ¿Pero no le han dado espacios a la juventud en las concejalías y alcaldías? Condicionadas migajas. ¿Y los jóvenes no son el futuro? Para ellos no existe el futuro, porque ya lo vivieron, y su misión responde a un sistema político que inventaron, se formaron en él y sigue vigente, en el que se sienten cómodos, intocables y además necesarios, por poseer la “experiencia” en lo que a venezolanismos políticos concierne, haciendo de la obediencia su valor supremo, en medio del socialismo, su corriente de pensamiento inherente.
Son hombres que acuchillan la pasión de Libertad venezolana, convirtiéndola en materia de canje y trueques, oprobiosa manera de concebir la existencia que convierte la resistencia a la opresión en paciencia y convivencia.
Hermanos de esta gesta:
Hoy no somos iguales. Les utilizan con vehemencia, haciéndoles involucrarse en un mundo no-verdadero; la fraternidad no existe, más bien las sañas cainistas están vivas; fomentan la lucha de clase para enfrentar a los hombres, en vez de darle valor a la individualidad de cada uno y valorar los esfuerzos por ser mejores; el desprecio al liderazgo y al talento es doctrina: quien sobresale es mal visto y hay que acabarle. Si no besas la mano del líder, si no obedeces y no tienes la bendición del dirigente, entonces no tienes posibilidad de abrirte camino a una fructífera carrera política.
¿Y creen ustedes que esa es la manera de cambiar el destino de la Nación venezolana? Yo creo que no es así. ¿Creen que cada día que pasa, son más jóvenes? Yo estoy convencido que no. ¿Cuál es el proyecto que tienen en sus corazones y conciencias como políticos: pegar para siempre panfletos, afiches, llevar maletines, jalar mecate o servir de fichas para los intereses de otro y así entonces ser moralmente “buenos” para los jefes? Piensen y véanse en donde estarán en 3 años.
No se desprecien compañeros: no se fermenten, no se pudran. Son valiosos, son importantes para liberar a la Nación del comunismo más terrible que tiene en jaque el destino de Venezuela. Nosotros tenemos una responsabilidad de oro, por eso hemos nacido en la misma época, por eso nos encontramos en la política, por eso somos una Generación.
Que nadie los degenere. No permitan que los conduzcan a la decadencia: ¡acabemos con ella! No obedezcan a sus designios, es acaso vuestra más acuciante responsabilidad venezolana en nuestros días, porque ustedes son los que le dan valor agregado a la organización, no es de la forma contraria. Les ofrecen “formarlos” pero finalmente los deforman. El talento que tienen, lo tendrían estando o no en ese espacio.
Andrés Eloy dijera en el ´36 que ya se había “echado al mar los grillos de los pies”, que ahora era menester quitarlos de la cabeza de los hombres porque “la ignorancia es el camino de la tiranía” y en este contexto les digo: derrotemos a la tiranía en todos sus espacios y niveles.
Por cierto, vuestro sempiterno Secretario General, precisamente generalizó como lo hiciera el difunto Chirinos en su momento, en catalogar a esta Generación no como la “boba” sino como la “Yogurt”: -textualmente- la que se cuajó en 8 horas y se empichó en 15 días. No permitan que los empichen como el yogurt en su color sin sabor, natural, de color blanco.
Roderick Navarro
@VFutura