Hay reglas, principios, normas y leyes que aplican a una situación dada y que no son extrapolables a otras. Esto parece habérsele olvidado a Vladimir Villegas en la conversación que mantuvo con Pablo Medina en su programa del 11-9-13.
Antes de entrar en materia quisiéramos afirmar que no estamos de acuerdo con las críticas que le han hecho, sobre todo algunos ciudadanos de la oposición, que exigen que Vladimir tome posición dada la polarización del país y la naturaleza maula de este régimen.
Una cosa es su inclinación política que está muy clara.
Otra cosa es su actitud como periodista que insiste en presentarle a la ciudadanía los puntos de vista en los cuales se divide el país.
Poder entrevistar a Diosdado Cabello y a María Corina Machado, al ministro Rodríguez Torres y a Ramón Guillermo Aveledo no puede resultar sino en un contraste informativo positivo para todos los ciudadanos, incluyendo a algunos afectos al régimen, que oirán en vivo y en directo los disparates con los cuales los ministros y otros funcionarios explican sus fracasos. Además, es de los pocos programas, por no decir el único, donde la oposición tiene voz. Que tengamos que oír también al oficialismo me parece un precio menor que pagar. Ojalá Vladimir pueda mantener el equilibrio que ha tenido hasta ahora.
Regresando al tema. El miércoles pasado Pablo Medina insistió en la presunta nacionalidad colombiana de Maduro. Mostró la partida de defunción de su señora madre donde se establece que había nacido en Rubio cuando su partida de nacimiento indica que era de Cúcuta, Colombia. Eso lo único que demuestra es que, de ser cierto, Maduro es capaz de faltar a la verdad por cuanto su firma aparece en dicho documento. Pero no prueba que el presidente no sea venezolano. Lo que criticamos es que Vladimir haya emplazado a Medina diciéndole que los que acusan a Maduro de no ser venezolano tienen que probarlo. No Vladimir, este no es un caso como el de los ciudadanos que son inocentes hasta probar lo contrario. Esta es una condición que impone la Constitución vigente y que los aspirantes a la Presidencia están obligados a demostrar. A saber: ser venezolano por nacimiento, condición que se puede cumplir aun habiendo nacido en otro país si se es hijo de madre o padre venezolano por nacimiento. Pero la Constitución de 1999 le agregó el requisito de no tener doble nacionalidad. De manera que si Maduro nació en Colombia aunque sea legalmente venezolano por nacimiento, no podría ser el presidente de Venezuela si no hubiera oficialmente renunciado a su nacionalidad colombiana antes de ser candidato. Por tanto, no es Pablo Medina quien tiene que probar la presunta nacionalidad colombiana de Maduro. Es Maduro quien tiene que demostrarle al país que cumple con las condiciones que impone la Constitución. Su cédula de identidad lo que demuestra, aun habiéndola obtenido legalmente, es que es venezolano por nacimiento, pero no comprueba que no tiene doble nacionalidad.
Es insólito que las autoridades competentes (CNE, Fiscalía, TSJ) no hayan exigido pruebas de que Maduro cumplía con todos los requisitos constitucionales antes de aceptarlo como candidato a la Presidencia de Venezuela. Además, las diferentes versiones que sus mismos aliados han dado sobre su presunto lugar de nacimiento (Caracas, Táchira, etc.) aumentan la sospecha sobre su nacionalidad.
La pregunta es ¿por qué Maduro no presenta su partida de nacimiento ante tanto cuestionamiento? Creo que la oposición no debería dejar ese caso así… y Vladimir tampoco.