No deja de llamarme la atención que en un país como Ecuador, presidido por Correa, un fiel seguidor de Chávez, no hay una campaña dirigida a denunciar planes inexistentes ni a culpar a la oposición o eventos inesperados de los problemas que pueda tener la administración. Nombro este país porque aunque con unas reservas muchos menores, también tiene petróleo que justifica en la mente de los rojos los planes conspirativos del gobierno americano.
Este gobierno, continuación de uno que no fue mejor, continúa montado sobre la vieja treta de la conspiración permanente. Según ellos, resulta que Venezuela es tan central en la agenda de los Estados Unidos que motiva su interés permanente en nuestro país y su deseo de hacerse de nuestras riquezas.
Esta patraña ha servido para que esta clase política monte toda una estrategia comunicacional que tiene como objetivo único, justificar los problemas que tenemos y el hecho de estos incapaces no hayan encontrado la manera de solucionarlos. Cabe entonces hacerse unas cuantas preguntas para ver si tiene alguna validez la denuncia de Maduro.
¿Ha impedido el imperio el desarrollo del plan eléctrico nacional? Definitivamente no. El problema de la electricidad tiene su origen en el millardito que Chávez andaba buscando desde el principio y que termino sustrayendo del plan en cuestión. Eso paralizó el proceso de agregar mayor generación de energía ante las necesidades de una población creciente. El resultado está a la vista. Con absoluta certeza, en el momento que usted lee este artículo, hay al menos una población en Venezuela sin servicio eléctrico.
¿Ha impedido el imperio que la agricultura venezolana se desarrolle? Definitivamente no. El gobierno se empeñó en hacerse de tierras productivas y de estatizar los procesos relacionados con el agro venezolano. Desde Lácteos Los Andes hasta Agro Isleña lo único que podemos observar es una línea de destrucción que ha mermado la capacidad de producir alimentos en nuestro país. Esto explica la escasez que nos toca vivir y que tiene al pueblo pasando necesidad.
¿Ha impedido el imperio que el gobierno combata al hampa? Definitivamente no. El gobierno ha puesto en marcha cantidad de planes de seguridad con inutilidad creciente. Y esto se concluye de la forma como se ha incrementado el número de víctimas mortales que tenemos todos los años. El gobierno ha reforzado brutalmente su capacidad de reprimir manifestaciones populares al tiempo que no es capaz de, al menos, frenar el avance de la criminalidad desbordada.
¿Ha promovido el imperio la inflación? Definitivamente no. El responsable del desastre económico que estamos viviendo es Chávez. El hecho de haber nombrado a un incapaz como Jorge Giordani para manejar la economía es el más craso error de nuestra historia contemporánea. La impresión de dinero inorgánico y el gasto desenfrenado, entre otros elementos, nos ha hundido en esta lamentable situación de pobre país rico en vías de quiebra.
¿Ha bombardeado el imperio nuestras calles y carreteras? ¿Ha tumbado nuestros aviones? ¿Ha hundido nuestros ferrys? ¿Ha contaminado nuestros campos? ¿Ha evitado el manteamiento de nuestras refinerías? ¿Ha impuesto el imperio un control de cambio en Venezuela? ¿Nombró a Giordani? No, definitivamente no.
Este gobierno ha escogido la vía de la patraña. De la mentira. De voltear para otro lado. De culpar a la oposición. No asume una sola responsabilidad. Es así como la ministra de información junto a otros voceros rojos acusan a los medios privados de hacer invisibles los logros del gobierno. Se olvidan que lo que no existe es invisible.
El colapso total toca las puertas del gobierno. Ante tal certidumbre, Maduro se adelanta a anunciarlo y a culpar desde ya, al enemigo favorito: la fantaseada dupla oposición-gobierno americano. Me pregunto si los cerebros en las mesas situacionales del gobierno se dan cuenta del ridículo que están haciendo.
El colapso total sería responsabilidad de un Chávez que se empeñó en aplicar en Venezuela un modelo económico que fracasó en todos los lugares del planeta que tuvieron o tienen la desgracia de vivir el comunismo.