Llegó más mentiroso que el líder inter-galáctico en sus mejores tiempos. La cadena nacional de dos horas no sirvió para nada. No convenció a nadie, derramó ignorancia, ofendió y amenazó, no supo decirle al burócrata chino cuál era su visión de las perspectivas de Venezuela a diez años, puso a unos chinitos a hablar paja sin dar precisión de qué fue en realidad lo que negoció. Habló de una nueva conspiración del Imperio contra su vida y hasta a los franceses los metió en ese peo.
Y lo peor, tratando de explicar lo inexplicable, el pobre no omitió las cantinfladas del tipo: “nadie nos impone condiciones, estas son las mejores condiciones de financiamiento del mundo”. O aún más divertida: “es un préstamo que no es endeudamiento”, en el que “no se nos está pidiendo nada a cambio”.
Ya lo dijo @morandavid: “Imagino a los economistas carcajeados: Según el sabio de Cúcuta, financiamiento no es deuda / Que le diga eso a sus jefes chinos”.
Los chinos deben estar gozando una y parte de la otra al oírlo. Le prestan sin darle efectivo, en especies o en forma de contratos leoninos y lo obliga a comprar sus productos. Negocio redondo.
Con razón el amigo @manriquehector escribió: “Oyes a Nicolás y concluyes que lo que menos tenemos es Patria!”.
En vista de que el sabio de Cúcuta ha dicho que “préstamo no es deuda”, ya saben, no hay que pagar nada. Por falta de ignorancia no lo van a joder nunca.