Las horas finales de la Cárcel Nacional de Maracaibo, mejor conocida como la cárcel de Sabaneta, estuvieron cargadas de miseria humana, tortura, decadencia y degradación. 16 muertos fueron el detonante para clausurar un penal saturado y conocido como el segundo más peligroso de Latinoamérica.
Fueron años de barbarie y desidia. Poco se avanzó desde aquella tragedia que enlutó a decenas de hogares el 3 de enero de 1994 cuando perdieron la vida una cantidad aún indeterminada de reclusos. Sabaneta siempre fue un caos producto de políticas penitenciarias erradas.
Los últimos sucesos vividos en Sabaneta demuestran que no hay ningún plan de humanización carcelaria. Que más bien el Gobierno entregó la autoridad carcelaria a los propios reclusos. Muchas cosas oscuras se esconden detrás de esas “negociaciones” entre el ejecutivo y los privados de libertad.
Para este Gobierno las cárceles sólo sirvieron para sus acostumbrados cambios de nombres, pero en el fondo todo seguía igual. A los presos se les cambió por privados de libertad y a los pranes, por líderes negativos.
Ver una fotografía, por demás espeluznante, en la cual se muestran cuerpos acribillados a tiros, mutilados, decapitados, con las vísceras y hasta el corazón de un ser humano fuera de su cuerpo, no ocasiona otra cosa que dolor y tristeza por esas mentes tan desequilibradas. La vida no vale nada para estos penados que están muy lejos de la reeducación y rectificación para insertarse nuevamente en la sociedad.
La pregunta que salta a la mente, y que nos hemos hecho durante años es ¿Qué sanción han recibido los guardias nacionales y los custodios del Ministerio de Interior por permitir la entrada de armas de fuego, granadas,
droga, bebidas alcohólicas, mascotas exóticas, línea blanca, prostitutas y hasta familias enteras para pernoctar? La respuesta es: ninguna sanción y ningún culpable. Todo eso pareciera que entró por arte de magia.
Los famosos Pranes, quienes se atribuían el control de la cárcel, salían en las noches y festejaban en bares de Maracaibo, pero no sólo eso, sino que además mataban, cobraban y luego regresaban al hogar que los protegía.
Lo asombroso de todo es que esos llamados “líderes negativos” por la ministra de Asunto Penitenciarios, Iris Varela; eran custodiados por efectivos del Cuerpo Bolivariano de Policía del estado Zulia (CBPEZ).
Desde Sabaneta se extorsionaba; desde Sabaneta se planificaban secuestros; desde Sabaneta se ordenaba quitarle la vida a fulano o zutano. Desde Sabaneta se manejaba gran parte del mundo delictivo en el Zulia y el Gobierno
no hacía nada.
Es tal el poder que tienen esos “líderes negativos”, que el tal Mocho Edwin tuvo la osadía de decir “yo me entiendo con Iris”. Algo sí reconozco, la ministra Varela, que a mi juicio no ha manejado eficientemente el tema penitenciario, el desalojo de más de tres mil presos se llevó con normalidad, sin caídos, ni enfrentamientos para tranquilidad de los familiares y vecinos de la Cárcel Nacional de Maracaibo. No se convirtió a Sabaneta en un Rodeo II.
En 14 años que tiene este Gobierno al frente del país, sólo se han construido dos cárceles. Creo que la edificación de los penales y su ubicación debe ser de acuerdo a la criminalidad que hay en determinada ciuidad.
Ahora sacan de la chistera la supuesta construcción de una cárcel en la Isla de Providencia. No han puesto la primera piedra, ni han presentado el proyecto y anuncian que en dos años la estarán inaugurando. La ministra conoció la isla desde un helicóptero, lo que demuestra la improvisación con la cual manejan el tema. El show debe continuar.