Usando la técnica de “activación in vitro”, los expertos de la Escuela Universitaria de Medicina St. Marianna, en Kawasaki (Japón) lograron que una mujer tuviera un hijo a pesar de su insuficiencia; otra está aún embarazada, dijeron los autores de la investigación publicada en los Anales de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS).
En el experimento, en el que participaron 27 japonesas, los investigadores pudieron recoger los óvulos maduros de cinco mujeres para fertilizarlos in vitro.
Aunque este enfoque no ha sido probado en mujeres que sufren otras formas de esterilidad, los científicos investigarán si quienes padecen menopausia temprana por un tratamiento de cáncer, como radiación o quimioterapia, también pueden beneficiarse.
También planean probar el procedimiento en mujeres infértiles de 40 a 45 años.
La técnica, llamada IVA o “activación in vitro”, requiere extraer un ovario, o parte de él, tratarlo fuera del cuerpo y luego reimplantarlo cerca de las trompas de Falopio, los pequeños conductos que conectan los ovarios con el útero.
A continuación, la mujer recibe hormonas para estimular el crecimiento de los folículos, las estructuras especializadas de los ovarios en las que se desarrollan los óvulos.
“Las mujeres con insuficiencia ovárica primaria son posmenopáusicas muy temprano, antes de los 40 años”, señaló el doctor Aaron Hsueh, profesor de ginecología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford en California y principal autor del estudio.
“Estos resultados nos dan esperanza de que este grupo de pacientes puede ser tratado” con éxito, dijo Hsueh.
“Para estas mujeres con insuficiencia ovárica, la donación de óvulos era hasta ahora la única esperanza para tener un hijo”, destacó Kazuhiro Kawamura, profesor adjunto de obstetricia en la Escuela Universitaria de Medicina St. Marianna.
“Aunque hay muy poca información disponible sobre este tratamiento experimental para garantizar una tasa de éxito, el enfoque parece ser muy prometedor para las mujeres que no producen más óvulos”, opinó Valerie Baker, jefe de la división de Endocrinología e infertilidad en la Escuela de medicina de Stanford, quien no ha participado en esta investigación.
AFP