Los miles de peces existentes en el gigantesco lago que se ha convertido un recinto comercial abandonado a medio construir en el centro de Bangkok, han convertido el lugar en sagrado para algunos de sus vecinos tailandeses. EFE
Problemas legales con el consistorio capitalino obligaron a los propietarios del complejo a iniciar a finales de la década de 1990 el derribo de las plantas superiores del local.
Tras varios retrasos en el procedimiento y la acumulación de desafortunados incidentes, el centro comercial quedó desamparado y con el techo al descubierto.
El agua de lluvia acumulada durante años y las inundaciones que sufrió la capital tailandesa en 2011 propiciaron la creación de un lago de 500 metros cuadrados dentro de la propia construcción.
La piscina de agua se transformó en el hábitat perfecto para que millones de mosquitos depositasen sus huevos.
Los vecinos del barrio, cansados de las picaduras y temerosos de un brote de dengue, decidieron arrojar unas decenas de peces al estanque artificial con el objetivo de que los animales se alimentaran de los huevos y larvas de los mosquitos.
Favorecidos por la abundante comida y ausencia de depredadores, los peces se multiplicaron hasta alcanzar un banco de miles de ejemplares que hoy habitan dentro del centro comercial.
“Cada día vienen decenas de personas para hacer sus ofrendas y lanzar comida a los peces”, indica a Efe Tao, un indigente que ha aprovechando la visita de los budistas al local para establecer un negocio de venta de comida para peces.
La religión budista insta a sus fieles a realizar ofrendas de comida o liberar animales para ganar mérito y alcanzar una mejor vida tras la reencarnación.
Una habitación a modo de dique, coronada por un buda de medio metro, evita que el agua se derrame por las calles adyacentes y facilita la afluencia de los locales y curiosos turistas.
Nada más entrar en este pequeño recinto, centenares de coloridos peces acuden al borde del estanque para recibir su ración de sustento.
A principios de la década de 1980, la compañía Kaew Fah Plaza decidió construir un flamante centro comercial de 5 plantas, bautizado con el nombre New World, en la intersección de la calle Bang Lamphu.
Una vez concedidos los permisos y licencias, los propietarios del local aprovecharon un resquicio en la legislación para edificar hasta los 11 pisos de altura.
En 1994, el Tribunal Supremo de Tailandia falló a favor de la Administración Metropolitana de Bangkok en su demanda a la compañía propietaria del centro comercial y ordenó a esta a demoler las plantas ilegalmente añadidas al proyecto original.
Tras años de retraso y desidia por parte de los dueños del espacio comercial, en 1999 comenzó el lento proceso de desmantelamiento tras un incendio que se declaró en el local ese mismo año.
El desplome de parte de los muros superiores del edificio, en junio del 2004, causó la muerte de una mujer de 28 años y ocasionó heridas a otras nueve personas.
Un nuevo juicio para determinar las responsabilidades del accidente volvió a congelar el proceso para desmantelar la edificación durante otros 6 meses.
Finalmente, en enero de 2005, autoridades locales y propietario acordaron desmontar el edificio hasta la quinta planta, unas obras que finalizaron en julio del mismo año.
A pesar de que el dueño indicó los planes de reapertura del centro comercial, el lugar ha permanecido abandonado hasta que los vecinos soltaron los peces.
“No dejaremos que vengan a tirar el sitio. Hay animales que viven aquí y muchas personas que acudimos a este lugar sagrado”, comenta una devota vecina. EFE