El bosón de Higgs, el descubrimiento que les valió este martes el Nobel de física al británico Peter Higgs y al belga François Englert, es un elemento clave de la estructura fundamental de la materia conocido como la “partícula de Dios”.
En el “modelo estándar” (teoría de la estructura fundamental de la materia elaborada en los años 60 para describir a todas las partículas y fuerzas del universo), el bosón de Higgs es considerado la partícula que brinda su masa a todas las demás.
Al intentar aislar los más pequeños componentes de la materia, los físicos descubrieron varias series de partículas elementales.
Seis tipos de quarks (llamados “up” en inglés, lo cual significa “arriba”, “down” o “abajo”, “charm” o “encanto”, “strange” o “extraño”, “top” o “cima” y “bottom” o “fondo”) forman parte de los componentes básicos o “ladrillos elementales” de la materia, al igual que el electrón y sus hermanos mayores, el muon y el tau, y tres tipos de neutrinos.
Estas doce partículas interactúan entre ellas, por intermedio de mensajeros, llamados “bosones”. Uno de ellos es el fotón, que porta la radiación electromagnética, y otro el gluon, que brinda cohesión a los núcleos atómicos.
El fotón, que viaja a la velocidad de la luz, no tiene masa. No obstante, nuestra experiencia nos hace sentir la presencia de la materia, compuesta por átomos y, por lo tanto, también por quarks y electrones.
¿De dónde viene esa masa? Los científicos explican que no proviene de las partículas mismas.
En 1964, por deducción, el físico británico Peter Higgs postuló que existía el bosón que hoy lleva su nombre y que debía dar su masa a otras partículas.
“La idea es que hay partículas que chocan permanentemente con bosones de Higgs. Estos choques frenan su movimiento, que se vuelve más lento, y le dan la apariencia de una masa”, explica el físico y filósofo Etienne Klein.
Klein compara este fenómeno con un hombre que intenta pasar corriendo en medio de una multitud que “frena su carrera” y le hace aminorar su velocidad.
También compara al campo de Higgs con una especie de pegamento en medio del cual se encontrarían relativamente adheridas las partículas, lo cual se percibiría como una masa.
Al bosón de Higgs se le llama “partícula de Dios”, como consecuencia de un libro al que se le cambió el título. El premio Nobel de Física Leon Lederman quería llamarlo “The Goddamn Particle” (“la partícula maldita”), por lo difícil que era encontrarla. El editor sacó la terminación “damn” y lo llamó “The God Particle”, ya que temía que la palabra “goddamn” fuera considerada insultante.
Finalmente, en julio de 2012, el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) anunció que creía haberlo hallado.
Su cautela inicial -podía tratarse de otra partícula que la formulada por Higgs- fue abandonada este martes, tras el anuncio de la concesión del Nobel al británico y al belga.
“El descubrimiento del bosón de Higgs en el CERN el año pasado, que valida el mecanismo Brout-Englert-Higgs, es la culminación de décadas de esfuerzo intelectual por mucha gente en el mundo”, dijo el director del laboratorio, Rolf Heuer.
Heuer citaba también al belga Robert Brout, que trabajó en la teoría pero que no fue incluido en el Nobel por haber ya fallecido. AFP