Desde tempranas horas de la mañana los coordinadores de grupo estaban moviéndose de un lado para otro, completando la lista de compañeros de trabajo que acompañarían voluntariamente al jefe Maduro a la Asamblea Nacional. Comenzaron a llegar a las 10 de la mañana a los alrededores del Palacio Federal Legislativo pendientes que apareciera la caravana de camionetas y carros blindados que transportaban al voluminoso personaje. Horas enteras esperando al heredero de Bolívar y Chávez siendo escrutados por los comisarios políticos, quienes cuidaban celosamente que ninguno se marchara a su casa o a algún centro comercial, pusieran malas caras o dejaran de entonar los gritos contra la oligarquía amarilla, el imperio y las denuncias sobre la guerra económica. Finalmente apareció, 6 horas después de lo anunciado oficialmente, tuvieron que hacer de tripas corazones para calarse la lectura de las 41 páginas redactadas entre Giordani y Saman. La humillación que tuvieron que soportar los miles de empleados públicos obligados a hacer barras llevando sol como unas tejas demuestra lo que quiere Maduro con la habilitante.
Lo ocurrido ayer en la Asamblea Nacional me lleva a formular tres preguntas. ¿Cuál es la razón que lleva a Maduro a solicitar una habilitante usando como excusa combatir la corrupción?; ¿cuál debería ser la estrategia de la oposición frente a un tema que le está siendo expropiado burdamente? y por último, ¿estará dispuesto Cabello a cederle todo el poder a Maduro?
Maduro tiene varios incentivos para solicitar poderes totales. El primero de ellos es que siendo el mayor heredero político del gigante de América, la tradición revolucionaria indica que debe tener los mismos poderes que su antecesor. Pareciera que no es suficiente disponer de mayoría parlamentaria, la caja chica del Fonden, absoluta discrecionalidad para nombrar los altos mandos militares, un barril de petróleo con un promedio superior a los 100 dólares, la mayoría de las gobernaciones y una verdadera hegemonía comunicacional. Nada de eso es suficiente, Cilia cada vez que lo llama por el interministerial le dice: mereces tu habilitante, tú eres tan comandante en jefe y presidente en ejercicio como lo fue Chávez, que vaina es esa que van a negrearte por caerte de la bicicleta o ver pajaritos.
El otro incentivo lo señaló el primer damo del PSUV “Arreaza” al decir que deben llevar el socialismo a un punto de no retorno. Y el mismo Maduro señaló que además de combatir la corrupción deben transformar el sistema económico del estado para consolidar el socialismo. Como ven este tema no tiene nada que ver con la lucha contra la corrupción sino que pareciera apuntar a que el oficialismo cambiará el modelo de estado establecido en la constitución del 99 omitiendo el procedimiento constitucional.
Para llevar el socialismo a un punto de no retorno es probable que los asesores caribeños hayan recomendado la necesidad de nacionalizar la banca, así como las industrias de alimentos, desaparecer o condicionar totalmente al estado la propiedad privada y quien sabe cuántas locuras más. Hay una frase en el discurso de Maduro que es sumamente sospechosa. Dice que los oligarcas locales saqueando al pueblo han instalado empresas en el exterior. También dice que el “cadivismo”-mecanismo creado por el comandante supremo- ha servido para que la oligarquía florezca más allá de nuestras fronteras. ¿Será que se refiere a Polar, Farmatodo, Imeca, Locatel?
Sobre el rol de la oposición, considero que lo conveniente es presentarle al país una lista con todos los casos de corrupción de este gobierno, desde Pudreval hasta el saqueo que se hizo en la Gobernación de Miranda en la época de Cabello y decirle a Maduro: si usted va a enfrentar con seriedad estos casos, nosotros aprobaremos la habilitante, eso sí acotada al tema de la corrupción.
Tengo mis dudas sobre si Cabello permitirá que el hermano camarada Maduro tenga su habilitante. Ello implicaría un desequilibrio en la distribución de poder interno y dejaría a la Asamblea Nacional como un jarrón chino.
Si el gobierno genuinamente quisiera combatir la corrupción hace rato hubiese nombrado un contralor de consenso, hubiese investigado las miles de denuncias acumuladas en 14 años de gobierno y habría puesto coto a los abusos del poder, como por ejemplo la promoción de candidatos en actos públicos o el uso de recursos públicos en las campañas de los candidatos a alcaldes y concejales del PSUV. La habilitante es un atajo para imponer un modelo de sociedad que le sirve únicamente a la burocracia. El norte del castro-comunismo como metodología para mantener en el poder a un grupo esclavizando al resto de la sociedad se presenta como un escenario altamente probable en nuestro país. El problema para Maduro y sus planes de permanecer de por vida en el poder es que Venezuela no es Cuba, Maduro no es Fidel y una cosa piensa el burro y otra el que lo arrea.
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