Trasmitir la enfermedad a los descendientes, las secuelas físicas o la posibilidad de recaída son algunas de las preguntas más frecuentes que la paciente de cáncer de mama hace a su oncólogo en consulta. Preguntas tales como:
1. Mi cáncer ¿se hereda?
A pesar de ser el principal temor, sólo en un pequeño porcentaje – entre el 5 y el 10% de los casos – se hereda un cierto riesgo de susceptibilidad. El oncólogo recoge los antecedentes familiares cuando realiza la historia clínica y, si existe sospecha, informa a la paciente de los pasos a seguir.
2. ¿Me van a hacer una mastectomía?
La mastectomía no siempre es necesaria y, en caso de serlo, hoy contamos con cuatro tipos, en función de las características de cada tumor. El diagnóstico precoz también ha contribuido a que los tratamientos sean cada vez menos invasivos y las cirugías menos agresivas.
3. ¿Cuándo debo plantear la reconstrucción?
La reconstrucción mamaria no es un capricho estético, ni un peligro innecesario: una de las finalidades que tiene es restaurar la imagen corporal de la mujer, lo que ayuda a enfrentarse de forma más positiva a la enfermedad. Para la mayoría de pacientes, la reconstrucción implica dos o tres procesos quirúrgicos, aunque en ocasiones es posible hacer la reconstrucción inmediata, en el mismo acto de la mastectomía.
4. ¿Se me va a caer el pelo?
La mayor parte de las quimioterapias empleadas en cáncer de mama producen alopecia, por el efecto nocivo que tienen sobre el folículo piloso. Suele ocurrir en torno a las tres semanas del inicio del tratamiento y puede afectar a cejas, pestañas, vello axilar y púbico y, en algunos casos, a las uñas.
5. ¿Podré teñirme el pelo cuando vuelva a salir?
El pelo vuelve a crecer entre dos y tres meses después de haber finalizado el tratamiento. La mayoría de las veces el pelo es más denso, rizado y canoso que antes del tratamiento, y se puede teñir, aunque en los primeros meses se debe evitar el uso de tintes que contengan amoníaco.
6. ¿Qué es el ganglio centinela?
La técnica del ganglio centinela consiste en inyectar en el tumor una molécula teñida con contraste, que se comporta como una célula maligna, y viajará hacia la primera estación ganglionar. Si al extirparla, no se encuentran células malignas, el riesgo de diseminación a otros ganglios será mínimo, por lo que no será necesario extirpar el resto de ganglios –linfadenectomía-.
7. ¿Qué es un linfedema?
Es la hinchazón que se produce en el brazo de la zona en la que se ha practicado la linfadenectomía. En el 75% de los casos, aparece durante el primer año de la cirugía, y la causa está en el acúmulo de líquido linfático. Para evitarlo o para paliar las molestias, se recomienda unos ejercicios de fisioterapia, mantener el brazo en alto cuando está en reposo, evitar coger peso con ese brazo o tomar la tensión en esa extremidad. Como el riesgo de infección es alto, también conviene no realizar extracciones de sangre en el brazo intervenido.
8. ¿Cuál es la alimentación más adecuada durante el tratamiento?
Beber agua abundamente a lo largo del día es fundamental en la dieta de la paciente de cáncer de mama, ya que los distintos tratamientos pueden provocar deshidratación. El resto de la dieta no debe ser especialmente distinta a la anterior al tratamiento mientras formen parte de una alimentación sana y equilibrada, rica en frutas, verduras y pescado. Los alimentos más recomendables son: legumbres, verduras cocidas, cereales, frutas, productos lácteos y fibra. Se debe evitar el tabaco y el alcohol, así como la sal y las grasas.
9. ¿Puedo hacer ejercicio físico?
Los tratamientos provocan efectos adversos a nivel muscular y osteoarticular. Para combatirlos, es recomendable el ejercicio físico aeróbico y continuado, así como acudir a un fisioterapeuta especializado en el ámbito de la oncología.
Es importante recordar que se ha demostrado el efecto protector frente a la enfermedad del ejercicio físico moderado, equivalente a andar media hora a paso rápido al menos 5 días por semana.
10. ¿Es adecuado el tratamiento?
Tras el diagnóstico de cáncer de mama se produce una sensación de incertidumbre con respecto a las consecuencias de la enfermedad, los tratamientos y sus posibles efectos secundarios, y otra serie de situaciones relacionadas con el proceso oncológico. EFE Salud
El tratamiento responde a una evaluación exhaustiva que se hace individualmente para cada caso, de acuerdo con los ensayos y las recomendaciones de las guías clínicas. Las pacientes suelen preguntar por la quimioterapia en pastillas, que tiene sus indicaciones; a diferencia de lo que se cree, puede ser tanto o más tóxico que el tratamiento intravenoso. Buscar una segunda opinión puede ser bueno, porque puede proporcionar a la paciente mayor información sobre el tipo de cáncer y las posibilidades de tratamiento.