El Príncipe de Asturias presidió hoy, junto con su esposa, la princesa Letizia, su primer desfile del Día de la Fiesta Nacional de España, debido a la convalecencia del rey Juan Carlos.
Unos 2.600 militares y guardias civiles participaron en el desfile por el centro de Madrid, el más corto y austero de la historia, aunque ya en los últimos dos años se redujo la duración del acto debido a los problemas de salud del rey.
Los príncipes estuvieron acompañados por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, los ministros de su gabinete, excepto el de Economía, Luis de Guindos, los presidentes del Congreso y del Senado y de otras instituciones del Estado como el Tribunal Constitucional.
También asistieron los presidentes de 10 de las 17 regiones, además de los de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla y representantes de los partidos políticos.
El Príncipe Felipe, vestido con el uniforme de teniente coronel del Ejército de Tierra, pasó revista a las tropas y saludó a las máximas autoridades.
Hubo cambios en el protocolo al ser el heredero de la Corona y no el Rey como jefe de Estado quien presidió el desfile.
No se escucharon las voces de “Viva España” que suelen oirse cuando las unidades del Ejército pasan por la tribuna, se redujeron a 19 el número de cañonazos (21 al Rey) y las banderas nacionales de las unidades que desfilaban no rendían honores a su paso ante la tribuna de autoridades.
El desfile comenzó con los acordes del himno nacional, en versión más breve, 20 segundos, frente a los 52 establecidos para el Rey.
Igual que el pasado año, no estuvieron presentes carros de combate ni blindados, y la exhibición aérea se limitó al vuelo de los siete aviones de la patrulla acrobática Águila, que realizaron dos “pasadas”, una de ellas para dejar los colores de la bandera de España sobre el cielo y otra en el acto de homenaje a los caídos.
A lo largo de unos 1.700 metros desfilaron unidades de los tres ejércitos -Tierra, Aire y Armada- y de la Guardia Civil, así como efectivos de la Unidad Militar de Emergencias, de la Legión y los Regulares.
Como en otras ocasiones, los más aplaudidos fueron los legionarios que desfilaron con su tradicional ritmo de 160 pasos por minuto acompañados por su mascota -un carnero-, los Regulares, con su ritmo lento de 90 pasos por minuto, y la Guardia Civil.
Por segundo año consecutivo, el ministerio de Defensa organizó un desfile austero, con un coste inferior al del año pasado y un tercio menos que hace diez años.
Al finalizar el acto, los invitados asistieron en el Palacio Real a la tradicional recepción para celebrar el día de la Fiesta Nacional, que por primera vez tampoco presidió el rey Juan Carlos.
En ella, los príncipes de Asturias, la reina Sofía y la infanta Elena, hija mayor de los reyes, recibieron a las autoridades, políticos y representantes de la sociedad que acudieron al palacio.
En la recepción el príncipe Felipe, en nombre del Rey, animó a los invitados a celebrar lo que une a todos los españoles, que “es mucho”, y a reafirmar el compromiso “con un futuro compartido” de concordia y progreso.
Ante un millar de invitados, entre ellos los miembros del Gobierno, representantes de grupos políticos y presidentes de comunidades, el Príncipe leyó un mensaje escrito a mano, en nombre del Monarca.
En un brindis, el heredero de la Corona de España trasladó el saludo “más afectuoso” y los “mejores deseos” de parte de Don Juan Carlos para todos los invitados. EFE
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