Un grupo de investigadores españoles ha constatado que la inhibición de una proteína en ratones reduce la carga de la aterosclerosis, una de las enfermedades cardiovasculares más frecuentes, lo que abre la puerta a mejorar su tratamiento.
Se trata de la proteína Rcan1, según publican en la revista EMBO Molecular Medicine científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).
“Los resultados sugieren que la Rcan1 podría convertirse en una diana terapéutica para futuros fármacos contra esta enfermedad, en cuyo desarrollo ya está trabajando el mismo equipo”, informó el CNIC en una nota de prensa.
Nerea Méndez, investigadora de este centro y primera firmante del estudio, detalló que se han analizado los mecanismos moleculares implicados en la formación y progresión de las placas (de colesterol y otras grasas) de aterosclerosis en ratones alimentados con una dieta rica en grasas y colesterol.
Aunque ya se sabía que este tipo de alimentación aumenta el riesgo de aterosclerosis, el nuevo trabajo demuestra que lo hace elevando la expresión de la proteína Rcan1.
“Hemos visto no sólo que la expresión de esta proteína es mucho más elevada en arterias aterosclerósticas, sino que su ausencia reprime notablemente el desarrollo de la enfermedad”, señaló el investigador Miguel Campanero.
La aterosclerosis es una patología muy común en todo el mundo y está ligada al estilo de vida que prevalece en la actualidad, dieta inadecuada y sedentarismo, según el CNIC.
Esta enfermedad se produce cuando en el interior de las arterias se depositan placas de colesterol LDL y otras grasas, lo que provoca la activación y reclutamiento de monocitos, un tipo de glóbulos blancos que se transforman en macrófagos y ‘engullen’ las partículas del colesterol LDL, también conocido como colesterol malo.
Esto, sin embargo, no es positivo sino que estimula el reclutamiento de células inflamatorias adicionales y favorece que se deposite más colesterol.
Con el tiempo, la arteria afectada no sólo acumula las grasas sino también calcio, lo que hace que la placa se endurezca y se estreche la arteria, impidiendo así que la sangre circule con fluidez.
Las consecuencias son la ruptura de las placas, que daría lugar a hemorragias internas, y la formación de coágulos de sangre dentro de las arterias que pueden obstruir la sangre y provocar un infarto de miocardio o cerebral.
Por esta razón, según los científicos, es muy importante encontrar mecanismos que frenen la aterosclerosis.
Los métodos existentes van acompañados de efectos secundarios de diversa gravedad, de ahí que este trabajo sea una “muy buena noticia”, según el CNIC. EFE