Lo primero es que quienes trabajamos en los medios no podemos luchar contra el delito desatado y amparado por este desgobierno, porque no poseemos los conocimientos ni las herramientas para ello. Esa no es nuestra especialidad. Nosotros lo que somos es transmisores de información, sucesos y hechos y este régimen, del cual Ramírez Torres forma parte, ha cerrado, clausurado, comprado y silenciado a los pocos medios independientes que han sobrevivido abiertos a estos 15 años de autoritarismo militar castrista.
Lo segundo es que desde ese ministerio se ha acabado con las policías regionales y municipales que han sido, paulatinamente desarmadas, convirtiéndolas en ineficientes.
Tercero, este militarismo creo la llamada Policía Nacional Bolivariana que no sabemos para que sirve, porque su presencia mostrando armas de gran potencia no han logrado bajar ni los robos ni los muertos. O es mentira, amigo lector, que nos las pasamos viendo con recelo de un lado para otro, en las calles, avenidas y hasta en nuestras casas cuando un desconocido nos merodea? Siempre creemos que podemos ser la próxima víctima…¡Dios nos ampare! El se ha convertido en nuestro único guardaespaldas, porque los terrenales, están muy ocupados cuidando a los “chivos”.
Una semana donde no descansaron los precios
El régimen da cifras y más cifras sobre la inflación. Nos tratan de maquillar la realidad dándonos a entender que hacen esfuerzos para aplacarla y culpan al que fue un sector productivo del país de la escasez y el alza de los precios. La verdad es que en este país casi no se produce nada gracias a las expropiaciones y confiscaciones de millones de hectáreas, fábricas e industrias que pasarían a manos del pueblo pero terminaron en manos de uniformados, trayendo como consecuencia “la soberanía de la escasez y del desabastecimiento”, según lo ha afirmado el mismísimo Banco Central de Venezuela.
El alza en los precios de alimentos es tan grande que pongamos sólo un ejemplo: los huevos en Enero de este año, estaban a 1,50 BsF por unidad… Lo más barato que usted consigue hoy en día es la docena de huevos pequeños en 43 BsF, es decir, a 3,58 BsF un huevito, 3 mil 580 Bs de los débiles ¡Qué barbaridad! No le pongo más ejemplos ¿para qué? Usted sabe, mi querido lector, que esto está hecho en revolución, bajo un control de cambios, de precios y con un barril de petróleo que no baja de 100 dólares.
Parafraseando a un expresidente ya fallecido, no se le puede pedir al pueblo que se inmole en nombre de una revolución. Amor con hambre…
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