La sociedad argentina viene desde hace años creciendo en temáticas de sexualidad, cada vez con menos tabúes y prejuicios. En la juguetería erótica hubo un avance vertiginoso. Las mujeres se dieron ese permiso para jugar, sin sentir que un “toy” es algo “para la otra” o que se usa “por necesidad o falta de algo”. Se abrieron a un mundo nuevo que les permitió animarse a más.
El boom de la literatura erótica, encabezado por la trilogía “50 sombras de Grey”, irrumpió en un excelente momento social: con una mujer argentina abierta al cambio y ya madura en la incorporación de artículos eróticos. Es muy interesante lo que sucedió, ya que el mundo sado siempre fue rotulado como algo oscuro y extraño. Pero, a partir de estas lecturas, muchas mujeres se sacaron ese preconcepto y decidieron investigar un poco este camino repleto de nuevas sensaciones.
El libro instaló un “sado glam” o un “sado light”. Consiste en sumar a nuestras relaciones a objetos que nos permiten jugar un poco más, ir más allá, pero con cierto glamour, con excelencia en la elección de sus telas y sus combinaciones. No incluye nada que nos moleste ni nos prive la posibilidad de dejar de jugar cuando lo deseemos, ya que estos objetos no tienen llaves (en el caso de las esposas), ni ajustan demasiado.
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