Una imagen cedida por la Universidad de Massey muestra un gato llamado Moo Moo en Palmerston North (Nueva Zelanda). Moo Moo sobrevivió después de que un proyectil de ballesta le atravesara la cabeza pero no tocara su cerebro. El proyectil fue exitosamente removido por un cirujano veterinario de la Universidad de Massey (Nueva Zelanda).