Sergio Massa, el político centrista que amenaza la hegemonía del gobernante kirchnerismo en su bastión de la provincia de Buenos Aires (centro-este), no es diferente a millones de argentinos que son admiradores del papa Francisco y amantes del fútbol, de la carne asada y de las reuniones familiares. AFP
Las encuestas le adjudican para este domingo al menos cuatro puntos más que el 35% con el que resultó el más votado en las primarias obligatorias del 11 de agosto, en un estratégico distrito (casi el 40% del padrón) que le permite perfilarse como un fuerte presidenciable para 2015.
Massa es un abogado que se graduó en la privada Universidad de Belgrano y está casado con una activa militante, Malena Galmarini, con quien tiene dos hijos, Milagros (10 años) y Tomás (8).
Iniciado en las lides partidarias a los 16 años en la extinta Unión de Centro Democrático (Ucedé, derecha neoliberal), se pasó a las filas del peronismo entusiasmado con las privatizaciones y el libre comercio de Menem (1989-1999), un peronista que aplicó a rajatabla las políticas del FMI y convirtió a Argentina en aliado estratégico de Estados Unidos.
Así llegó después a dirigir la oficina del seguro social en el gobierno de otro peronista, Eduardo Duhalde (2002-2003), y confirmado por el difunto expresidente Néstor Kirchner (2003-2007).
Saltó al primerísimo plano en 2008 cuando la presidenta Cristina Kirchner lo nombró jefe de gabinete, pero fue despedido al año, hasta que en forma paulatina pasó a la oposición y fundó el Frente Renovador, 40 días antes de las primarias de agosto pasado.
“Argentina tiene que salir de la lógica de la confrontación”, se diferenció de la presidenta, cuyo estilo combativo rechaza de plano el diálogo.
Un wikileaks que indignó al kirchnerismo
Para alejarse aún más de Kirchner, cuando le preguntan qué diario lee responde: “Yo prefiero Clarín”, el grupo multimedios que mantiene con la mandataria una lucha sin cuartel desde hace seis años.
La enemistad con la Presidenta se agudizó al trascender un documento a través de WikiLeaks según el cual le dijo a la exembajadora de Estados Unidos, Vilma Martínez, y a otros diplomáticos en una comida que Néstor Kirchner “era un cobarde y un perverso”.
Hijo de un empresario de la construcción y un ama de casa, nació hace 41 años en el seno de una familia de clase media de la localidad de San Martín, en la periferia noroeste de Buenos Aires.
“Tengo los mismos bienes que hace 10 años: una casa, un auto, unos pesos ahorrados, y Malena tiene un departamentito en San Isidro (periferia norte), que los padres le regalaron cuando cumplió 18 años”, contó una vez consultado sobre su posición económica.
Massa es yerno del exlegislador menemista (por el expresidente Carlos Menem) Fernando Galmarini y cuñado de Martín Galmarini, un exfutbolista de Tigre, de la primera división y representativo de la comuna comercial y turística en la que es alcalde.
“Soy rico porque tengo todo lo que necesito, que es la posibilidad de comer un asado (carne vacuna) los fines de semana con mis amigos y poder mandar a mis hijos al colegio”, dijo este hombre que cuida su vida íntima de la curiosidad periodística.
El papa argentino: señal para su lanzamiento
La aparición de Massa en la política doméstica es la más importante desde que los Kirchner iniciaron el ejercicio de su hegemonía de una década.
Tiene un alto perfil en los medios y prefiere las caminatas por barrios a los actos masivos, a tal punto que sólo en la noche de este jueves aparecerá en un recinto cerrado, ante unas 7.000 personas, como cierre de campaña.
“Tal como dice nuestro papa (Francisco) debemos representar la unidad y la concordia política”, se definió.
Su lanzamiento fue una jugada oportuna en el momento de debilidad de Kirchner.
Alcalde de Tigre, una comuna al norte de Buenos Aires comercial y turística, tomó la decisión de postularse al ver por TV en marzo la designación como papa del cardenal argentino Jorge Bergoglio.
“Esto es una señal”, le dijo a sus íntimos aquel día.
El fútbol y la marihuana
Otra pasión de Massa, como la de millones de argentinos, es el fútbol. Ha sido hombre fuerte del club Tigre, con el cual vivió un momento amargo a finales de 2012: lo acompañó a la final de la Copa Sudamericana ante Sao Paulo, pero el equipo perdió al no salir a jugar el segundo tiempo tras denunciar agresiones de matones en los vestuarios.
En lo político, ha sido criticado por no dar suficientes precisiones sobre sus ideas y ha planteado que lo central es “la lucha contra la inflación (más de 25% anual) y la inseguridad”.
Pero en un almuerzo con empresarios en el lujoso hotel Alvear de Buenos Aires dijo que sus planes incluyen volver a tomar préstamos en el exterior, controlar las alzas salariales y reprivatizar el sistema jubilatorio.
Una polémica se instaló sobre el final de la campaña cuando dijo en TV: “Si encuentro a mis hijos fumando un porro (marihuana) los cago (golpeo) a trompadas”.