La aparición hace unos días de dos enormes «monstruos marinos» en la costa de California ha causado una auténtica sensación en los medios y, lo que es más importante, ha supuesto una oportunidad sin igual para que los científicos puedan estudiar esta gigantesca, extraña y escurridiza especie. Los «monstruos» no son tales, sino peces remo (Regalecus glesne) cuyo tamaño adulto puede alcanzar los 12 metros de longitud y que bien pudieron inspirar en el pasado las historias terroríficas de los marineros por su parecido con descomunales serpientes marinas. Son muy difíciles de ver, ya que viven prácticamente refugiados en las profundidades oceánicas y no «pican» el cebo, lo que sin duda ha aumentado su leyenda. Ahora, los científicos han diseccionado los dos ejemplares encontrados y han descubierto que el cuerpo de uno de ellos estaba plagado de gusanos y el otro (la otra, en realidad), estaba a punto de desovar, publica abc.es.
El primer ejemplar, de 5 metros y medio de largo, fue encontrado el 13 de octubre por una monitora de buceo en la isla de Catalina, en California. Sacarlo del agua requirió de la fuerza de quince personas. Científicos de la Universidad de California Santa Bárbara han diseccionado una pequeña muestra del tejido -tomada de las agallas, el intestino, el estómago, el bazo y la vesícula biliar- del animal y han descubierto que tenía sus propios «pequeños monstruos» en su interior.
«Nuestros resultados señalan que estos peces están muy parasitados», afirma Armand Kuris, del Departamento de Ecología, Evolución y Biología Marina de la universidad. Este estudio es una oportunidad única para los investigadores, especialmente para los parasitólogos, porque es muy raro que encuentren un ejemplar en condiciones. «En un pequeño pedazo de intestino hemos encontrado un buen número de larvas de tenias bastante grandes. Una tenía unos 15 cm de largo», explica Kuris. También se encontraron restos de gusanos de cabeza espinosa.
El ciclo de vida en el que se encontraban los parásitos es importante para los científicos, porque crecen en diferentes huéspedes. Las larvas de la tenia, todavía sin desarrollar, se quedarían en su etapa larval de forma indefinida hasta que el pez remo fuera comido por un tiburón, donde el huésped alcanza su madurez. El gusano de cabeza espinosa, por el contrario, era un adulto, lo que indica que el pez remo comió el organismo -probablemente krill o algún crustáceo de aguas profundas- que albergaba su forma juvenil.
«Estos resultados nos dicen cuáles son los enemigos naturales del pez remo», apunta Kuris. Al mismo tiempo, las especies de las que se alimenta también nos indican donde vive o busca comida. El siguiente paso para los investigadores es el envío de muestras de parásitos para su posterior identificación, y posiblemente incluso el análisis molecular del ADN.
El segundo pez remo, algo más pequeño (4,3 metros), fue descubierto en la playa de Oceanside tan solo unos días después del primero. También está bajo observación científica. La semana pasada, investigadores del Instituto de Oceanografía Scripps anunciaron que habían encontrado cientos de miles de huevos en los ovarios de la bestia.