Hasta el pasado martes, el litro de gasolina costaba 12 bolívares, precio que mantuvo desde el mes de agosto cuando reabrieron las bombas, tras permanecer dos meses cerradas. El reajuste del combustible se da luego de que el gobernador del estado Táchira, José Gregorio Vielma Mora, anunciara a comienzos de semana que el ministerio de Petróleo pudiera aumentar el litro de gasolina a 20 bolívares.
En las estaciones internacionales de la frontera abastecen combustible los vehículos de uso particular de placa colombiana, y también lo hacen los de matrícula venezolana que no tienen tag o chip, y que por lo general pertenecen a personas que viven en el departamento Norte de Santander, Colombia.
Pese al incremento del precio, en la bomba internacional de San Antonio se observó la cola habitual de carros de matrícula colombiana y venezolana que diariamente surten gasolina en este establecimiento.
Según algunos usuarios consultados, a pesar del reajuste todavía resulta un poco más económico abastecer en Venezuela que comprar gasolina en las ventas informales de los “pimpineros” de la frontera colombiana, gracias a la rentabilidad que deja la disparidad entre el precio del bolívar y el peso.
Durante las últimas semanas, el bolívar ha continuado perdiendo valor ante el peso colombiano, como consecuencia del incremento del dólar paralelo, situación que favorece económicamente a los ciudadanos colombianos que vienen a comprar combustibles, alimentos y cualquier clase de mercancías en el comercio venezolano. De allí que el Gobernador haya planteado la necesidad de incrementar el precio del combustible en las bombas Safec.
Los 40 litros de gasolina que los conductores diariamente pueden surtir en las bombas Safec, con el precio actual del bolívar, cuestan alrededor de 20 mil pesos, mientras que los “pimpineros” de las localidades colombianas de La Parada, Villa del Rosario, El Escobal, venden la pimpina de 20 litros a 25 mil pesos, aproximadamente.
Como se sabe, en las bombas Safec de San Antonio y Ureña abastecen los vehículos particulares de matrícula colombiana, y también de placa venezolana que no tienen tag, pertenecientes a personas que viven en Colombia. Los carros venezolanos con chip que vienen de Cúcuta abastecen en las estaciones nacionales de la frontera y San Cristóbal. En las bombas internacionales se venden diariamente por vehículo 40 litros. Transporte público y de carga colombianos no pueden surtir en estas estaciones.
José G. Hernández