Como todos los días, la hermana María Duque se dispuso a abrir las puertas del Santuario Nuestra Señora de La Paz a las seis de la mañana, en cumplimiento de sus funciones como sacristana, a fin de que los feligreses pudiesen ingresar a realizar sus oraciones, publica El Impulso.
Sin embargo, la religiosa se encontró ayer con una desagradable sorpresa. La tela metálica de uno de los ventanales había sido cortada, dejando un boquete abierto. Muy cerca, yacía una de las alcancías del templo, de la cual había sido sustraído el dinero de las ofrendas. Algunas monedas estaban regadas alrededor.
Entre el dolor y el asombro, la hermana Duque fue hasta el lamparario, donde pudo constatar que la otra alcancía también había sido forzada y las limosnas extraídas.
“No es posible que ni siquiera respeten la casa de Dios”, exclamó Duque, al tiempo que hacía un llamado a las autoridades competentes, a fin de que incrementen el patrullaje en la zona.
Es la segunda ocasión
Jesús Reyes se desempeña como vigilante diurno del santuario. Comentó que es la segunda vez que los amigos de lo ajeno ingresan en horas de la noche y se llevan el dinero de las limosnas “irrespetando este lugar tan sagrado, donde está nuestro Señor”.
En la primera ocasión, los delincuentes se llevaron el dinero de las dos alcancías y dos manteles, “el del altar mayor y el de Nuestra Señora de La Paz”.
“El boquete lo abrieron posiblemente con una pieza de metal, de las que se conocen como ‘pata de cabra’, en uno de los ventanales que da hacia la calle 29”, comentó.
El dispositivo que utilizaron para abrir la tela metálica de los ventanales, quedó junto a la pared del templo.
Reyes dijo que hasta el momento no han podido precisar cuánto dinero se llevaron los malhechores, porque al momento del robo no se había contabilizado el monto de las donaciones.