Vivo en un país hermoso, un país gentil, que lo da todo y que lamentablemente lo permite todo, un país donde crecí orgullo de ser Venezolano, el país de la gente bella no solo en el exterior, nací en un país unido donde la llegada de Noviembre era prácticamente el inicio de la navidad Venezolana, navidades que estaban llenas de unión, de armonía y de paz. Pero mi país está sufriendo de un cáncer cada vez más difícil de curar, de una enfermedad social grave y avanzada que traspasa lo económico y lo moral, lamentablemente mi país está lleno de división.
Vivo en un país cada vez más divido y polarizado, divido por un Gobierno cuya única misión es sembrar el odio entre Venezolanos, entre amigos, entre hermanos y tan bien lo han sembrado que han logrado separar familias enteras, vas por la calle y la gente comenta (la mayoría en forma de protesta) de cómo se ha convertido la vida de un Venezolano y nunca falta una escena de discordia entre dos personas con posiciones políticas opuestas, la situación ha llegado tan lejos que ahora vivimos en un tensa calma listos para escupir nuestra tesis de argumentos políticos.
Esta semana estaba leyendo el incidente ocurrido con el actor Roque Valero y los compradores que estaban en el Automercado Plaza’s y me he dado cuenta que escenas como esas se repiten a diario en mi país, cuando venía de buscar a mis sobrinos de su escuela pude apreciar una intensa discusión entre dos representantes los cuales argumentaban palabras que esgrimían cuales sables sobre las dura escasez de hoy en día. Uno culpaba a un Gobierno ineficiente, mañoso y sembrador de discordia y el otro culpaba a los acaparadores, oligarcas y burgueses terminando su exposición de argumentos con la frase favorita de nuestros amigos los rojos y nuestro presidente “la cuarta república” para ellos culpable de todos los males de nuestra sociedad incluyendo los errores de ellos mismos.
No habían pasado dos horas cuando me topé con la imagen de una mujer luchando con un efectivo de la guardia nacional para que la dejaran comprar en un supermercado del Gobierno autoritario y para cerrar con broche de oro una escena parecida vuelve a aparecer en mis ojos y esta vez en un comercial de mi localidad cuyos protagonistas eran dos señoras de avanzada edad discutiendo a viva a voz sobre el precio de los televisores, saqueos y las colas de Traki.
Mi país divido se hunde entre una tensa calma, sumido por el culto a la personalidad de un ser que ya pereció elevándolo casi a un plano divino y un presidente que revoca su memoria como único argumento válido cuya única misión es básicamente crear más odio, empobrecer aún más este país, polarizar aún más a nuestra gente y comprar votos con electrodomésticos baratos sin controles verdaderos.
Yo soy de lo que sigue creyendo que el Venezolano no es así, el Venezolano que yo conozco se levanta de madrugada a echar para adelante, a luchar por obtener el pan de cada día, el Venezolano que yo conozco ya está cansado de tanta división, de tanto odio, de ser etiquetado y humillado.
Yo quiero vivir en un país donde mis hijos no crezcan viendo como sus ciudadanos se separan y se polarizan, yo quiero vivir en un país donde podamos hacer compras sin entrar en discusión, sin combatir por lo que por derecho nos pertenece, yo no quiero ver más a familias dividas, yo no quiero ver divido a mi país.
Eddy Mogollón es Pedagogo y profesor en ciencias informáticas.
@edmog