Familiares de la dama aseguran que el quirófano del centro de salud se encontraba contaminado. Por más de una hora la parturienta aguardó por ser atendida. Afortunadamente el recién nacido se encuentra estable, informa La Verdad.
Por Verónica Albarrán / Maracaibo / [email protected]
El miembro más reciente de la familia Guerrero hizo honor a su apellido al llegar a este mundo, su progenitora, Jenifer Andreína López, parió en las sillas de la sala de espera de la emergencia del Hospital Chiquinquirá, tras la negativa de las autoridades del centro de salud de recibirla. La razón: el quirófano se encontraba contaminado.
La dama ingresó a la emergencia gritando de dolor por las contracciones, según relata Enrique Guerrero, esposo de la paciente, quien detalla que tras 40 minutos de espera una doctora examinó a su pareja. Finalmente le informó que no podía admitirla puesto que el área de quirófano se encontraba clausurada por contaminación.
“En ese momento no sabía que hacer. La doctora me dijo que ya habían examinado a mi esposa y que faltaban dos horas para que pariera. Me dijo que la llevara al Hospital Central, que sí me daba chance de llegar”.
El desespero aumentó para Guerrero cuando al preguntar por una ambulancia la doctora le explicó que desde hace un año la institución hospitalaria no cuenta con unidades de traslado de emergencia: “’Tenéis que buscar un taxi’, me dijo, así que salí como un loco a la calle y dejé a mi mujer en la sala de espera. Jamás imaginé que mi hijo nacería en ese momento”.
Parto insólito
Ante la mirada atónita de al menos 20 personas, entre pacientes y visitantes, la mujer comenzó el trabajo de parto. Los presentes intentaron buscar ayuda por parte del personal médico, el esfuerzo fue en vano.
“Ella gritaba: ‘Voy a parir, ya no puedo más’, pero nadie se acercaba”, señaló Marisela Pérez, paciente del Hospital Chiquinquirá, quien se encontraba sentada a dos sillas. “Cuando le vi la cara supe que de verdad iba a nacer su bebé y le dije: ‘Señora, acuéstese y puje’. En ese momento el único que se acercó fue un camillero, que agarró a la criatura justo antes de que cayera al suelo”.
Un grito de la madre que pedía ser asistida antecedió el llanto del neonato, en ese momento un camillero tendió sus manos para evitar que se cayera de la silla.
Solo entonces el resto del personal de salud que se encontraba dentro de la emergencia salió a la sala de espera para estabilizar al pequeño Guerrero: la limpieza, los primeros auxilios y hasta la incisión del cordón umbilical se realizó en la misma área. Posteriormente tanto la parturienta como su bebé fueron ingresados para ser atendidos.
Albert Chacín, usuario del centro hospitalario, aún con el asombro en su rostro, expresó: “Todo fue muy rápido. No puedo creer lo que uno puede llegar a ver en un hospital público. ¿Cómo es posible que el quirófano esté contaminado? Esto es insólito”.
Dos kilos 600 pesó el recién nacido. “Afortunadamente mi hijo se encuentra estable, según lo que me acaban de decir los doctores. Sentí demasiado temor al ver las condiciones en que estaba llegando al mundo. Gracias a Dios mi muchacho es fuerte. Ambos se encuentran bien”, expresó Enrique Guerrero tras compartir con su esposa y conocer a su hijo.
Desasistidos
“Acá nos piden de todo, gasas, guantes, inyectadoras, medicamentos. Nos dieron una lista con todo lo que teníamos que comprar”. Juan Cedeño. Paciente del Hospital Chiquinquirá.
“Es terrible caer en un hospital de estos. La triste realidad de los venezolanos que no tenemos para pagar una clínica”. Marisela Pérez. Visitante del Hospital Chiquinquirá.