Ya ordenaste, por las malas, que los precios de las cosas bajen. Inspeccionaste empresas y comercios; decidiste que en tu criterio “todo estaba muy caro”, y en la jugada además, creaste una nueva camada de presos y de perseguidos por motivos políticos. No te engañes, sólo los muy ciegos o aquellos a los que les has abierto las puertas para enriquecerse a costa del pueblo, sacando del juego a muchos comerciantes honestos y serios, no ven que estos veintiséis nuevos detenidos de tu régimen no son criminales, sino simples trofeos de guerra, destinados a hacerle creer al pueblo que “vas en serio” en tu lucha contra la pretendida “guerra económica”. Son simples instrumentos para afianzar tu equivocado punto de vista, que exprimirás con saña hasta que dejen de serte útiles, culpándolos a ellos de fallas que son sólo tuyas, pero la mayoría de ellos, cualquiera con dos dedos de frente lo ve, no son delincuentes.
La gente, si bien no te ha celebrado la gracia como esperabas, respondió dejando los anaqueles de casi todo, especialmente los de las tiendas de electrodomésticos, virtualmente vacíos. La consecuencia inmediata, asómate a la calle para que lo veas, es que ya muchos negocios están cerrados, dejando sin trabajo a mucha gente (no sé si estás en capacidad de ver lo que eso significa) pues no tienen forma de reponer sus inventarios a corto plazo, o de seguir operando con normalidad.
Otra cosa que ha pasado es que el pueblo se ha dado al muy poco socialista consumismo exacerbado, comprando muchas cosas que ni siquiera necesitaba, sin darse cuenta que, rebajas aparte, estas igual deben ser pagadas, ahora o más tarde. Aún no ha llegado diciembre y muchos más de los que crees se han quedado sin plata, y mientras ven canales extranjeros en sus nuevas TV Led (¿O creías que iban a hacerse fans de VTV?) piensan con preocupación que ya se gastaron todo lo que tenían en lo que no debían. Puede que ahora tengan una TV o una neverota último modelo, pero eso no ha logrado más que endeudarlos y hacerlos más pobres.
Otros más “vivos” aprovecharon tu abuso para comprar y acaparar a precios de risa muchos bienes, que luego cuando no se les vea en ninguna parte, venderán en el inevitable mercado negro que vendrá a precios, escríbelo, que harán palidecer a los que antes de tu movida exhibían los negocios formales de nuestra nación. De cara al 8D, has corrido la arruga, nada más.
Ni una sola vez te escuché reconocer que el control de cambio y los irracionales “experimentos” económicos de Giordani y compañía, son los directos responsables de que la inflación, la carestía y la escasez hayan llegado a los extremos a los que llegaron. Tampoco te he escuchado decir “ni pío” sobre lo que ha sido la sistemática destrucción, vía expropiaciones, ocupaciones y demás, de nuestro aparato productivo. No tienes capacidad autocrítica, a ningún nivel; no hay propósito de enmienda, y eso en algún momento, no lo digo yo, lo dice la historia, te pasará factura. Los grandes hombres siempre ven más allá de los límites que su egoísmo les impone, siempre están dispuestos a revisarse, a pensar si lo que hacen está bien o mal. Tú no lo estás, y si eso fuera sólo tu problema no significaría mucho, pero ocurre que cada desatino tuyo lo pagamos todos, los que están contigo y los que no, aunque a veces se te olvide que si eres presidente, lo eres para todos nosotros, incluso para ese 50% de electores que no creyeron ni creen en ti, no sólo para los que te apoyan.
También moviste fichas acá y allá, y en uso de francas y arbitrarias triquiñuelas lograste que te habilitaran para legislar por un año. Según tú crees, eso te permitirá mantener bajo más férreos controles los costos y precios de todo, y te convertirá, estoy seguro de que así lo piensas, en una suerte de “adalid de los pobres” contra el “capitalismo” y la “usura”. Te propones, entre otras cosas y sin tener la más mínima idea de cómo se mueve la economía en el mundo, decidir cuánto es lo máximo que podemos ganar por vender bienes, o por prestar servicios, sin tomar en cuenta lo que nos cuesta a los que sí trabajamos, en dinero y esfuerzos, adquirir cosas para venderlas o prestar nuestros servicios, según el caso. Te lo tienes calladito además, pero ya todos sabemos que en paralelo, como ni tú ni tus asesores saben cómo se producen ganancias, te has dado a vender nuestro oro, que no es sólo tuyo sino de todos, a otros países. A eso hemos de sumarle la pedidera de plata a otras naciones, y el regalo de nuestro petróleo a nuestros acreedores como forma de pago.
Lograste así todo lo que querías. Te quejabas, falseando la realidad y desconociendo las leyes que ya tenías vigentes y a la mano, de que no contabas con las herramientas que necesitabas para lograr tus propósitos. Hablabas de corrupción y de otros males, sin pensar en que los primeros que incurren en esas prácticas los tienes allí, a tu lado, sin que hayas hecho nada contra ellos sólo porque son los que te ríen los chistes. Si no me lo crees, pregúntale a los trabajadores bolivarianos de Venezolana de Cementos, que esta semana denunciaron que la directiva de esa empresa, todos panitas tuyos, han llevado a esa empresa al borde de su paralización absoluta sin que tu gobierno haya hecho nada para evitarlo. Tus razones tendrás, y la historia inexorable las develará, pero está claro que ahora no te tiembla el pulso, para por ejemplo, mantener injustamente la cárcel a Simonovis y a los PM, ya por más de nueve años, pero cuando se trata de las marramucias de los tuyos, guardas silencio.
Todo esto significa muchas cosas, todas ellas negativas, pero por encima de todo implica, que aunque te duela, ya no tienes excusa. Ya tienes tu habilitante, ya tienes tu capricho cumplido, así que si en los próximos meses tu gobierno no demuestra, hechos y cifras reales en mano, que todo esto sirvió en verdad para lo que dijiste que serviría, si a corto y a mediano plazo tus “medidas” no funcionan, no estabilizan nuestra economía y la inflación y la escasez siguen reinando; si de todo esto no surge más que un inmanejable mercado negro de bienes que nos haga la subsistencia mucho más difícil, se probará que no eras más que un irresponsable buscando votos y simpatías, a costa de la paz y del bienestar general de toda una nación.
Créeme, por el bien de mi hija y por el de los hijos de todos los venezolanos, quisiera estar equivocado. Quisiera que a la vuelta de unos meses me callaras la boca mostrando resultados palpables, que den al traste con lo que los economistas de todas las latitudes han predicho que pasará, luego de que esta euforia electorera y de “mango bajito” se acabe. Aún sin ser economista, preso como estoy de mi sentido común, me doy cuenta de que eso no pasará. Transcurrirá el tiempo (yo te doy seis meses, no 50 años, como pide Ramírez) y cuando la tortilla se te voltee nos verás a todos, a los que te siguen y a los que no, reclamándote tu incapacidad y tu ceguera.
@HimiobSantome