¿Le habrá gustado? ¿Me he quedado corto o ha sido suficiente? ¿Me volverá a llamar? ¿Será el elegido? Tras una noche de cama todo son interrogantes y llegados a un punto de reflexión de nuestras vidas, las cuestiones sobre el sexo se convierten en infinitas. abc.es
En este sentido, un estudio reciente revela nuevas pistas sobre qué es lo que realmente preocupa a hombres y mujeres en cuanto a las relaciones sexuales. Según una investigación de la Universidad de California y laUniversidad de Texas en Austin, publicada en la revista «Archives of Sexual Behaviour», lo que rompe la cabeza a ellas y a ellos es la cantidad y la calidad.
Las tres quejas principales de los hombres son haber sido demasiado tímidos en el acercamiento a una posible pareja, no haber sido “arriesgados” sexualmente durante su juventud y no haberse lanzado a la aventura en una noche desenfrenada. No obstante, para las mujeres la mayor preocupación es haber perdido la virginidad con la persona equivocada, haber sido infiel a la propia pareja y haberse precipitado demasiado en el terreno sexual.
Oportunidades perdidas
«Para los hombres, a lo largo de la historia evolutiva, cada oportunidad perdida para tener relaciones sexuales con una nueva pareja es una ocasión de reproducirse tirada a la basura», señala Martie Haselton, profesor de psicología de la UCLA. Sin embargo, en las mujeres la reproducción requiere una mayor responsabilidad, desde los nueve meses de embarazo y la lactancia, hasta al apego que dura toda la vida. «Escoger a la persona equivocada para tener descendencia puede convertirse en una elección de la que se pueda arrepentir», cuenta Haselton.
La comparación entre gays, lesbianas, hombres bisexuales y mujeres bisexuales sigue un patrón similar. «Las consecuencias del sexo casual o sexo de una noche son mayores en las mujeres que en los hombres desde tiempos ancestrales y esto probablemente haya provocado que las relaciones emotivas se vean modificadas en la actualidad», cuenta Haselton.
Pese a que existen métodos anticonceptivos y socialmente hayamos evolucionado, no parece que las relaciones entre hombres y mujeres hayan cambiado tanto ya que la huella evolutiva es aún muy profunda.