Francia organiza el próximo miércoles una conferencia en París y aprovechará su cumbre al final de la semana con dirigentes africanos para relanzar sus relaciones económicas con ese continente, en el que la influencia de la antigua potencia colonial tiene que hacer frente cada vez más a la presencia china.EFE
Ese foro económico, que lleva por título “para un nuevo modelo de alianza económica entre África y Francia”, pretende ser “una manifestación de la ambición francesa en África”, según fuentes del Ministerio francés de Finanzas, cuyo titular, Pierre Moscovici, será el anfitrión.
“Es un mensaje muy esperado en África”, subrayan las fuentes, que reconocen que hay una fuerte competencia con China, pero ponen el acento en que ése es un fenómeno que no se limita a esta región, sino que es una realidad en todo el mundo.
Para que no haya dudas sobre la voluntad política de Francia para aprovechar el crecimiento económico que vive África, y que se espera que continúe (con tasas anuales medias del 6-7 % en los últimos ejercicios), el presidente, François Hollande, se encargará del acto de clausura, acompañado de los jefes de Estado de Costa de Marfil, Senegal y Tanzania.
Todo eso en vísperas de la cumbre franco-africana que Hollande mantendrá el viernes y el sábado en el Elíseo con buena parte de los líderes africanos -una de las notables excepciones será el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma- con dos ejes temáticos: la paz y la seguridad, por un lado, y el cambio climático, por otro.
Francia se mantiene, si se excluye el sector de los hidrocarburos, como el primer inversor en África, que a su vez supone alrededor del 7 % del comercio exterior francés, en un contexto en el que en los últimos años ha perdido cuota de mercado en los flujos comerciales, en beneficio sobre todo de los países del continente asiático, y muy particularmente del gigante chino.
La conferencia económica del miércoles reunirá a unos 600 participantes, incluidas delegaciones ministeriales, y 560 empresarios -la mitad de compañías francesas, la otra mitad africanas- de al menos una treintena de los 53 países del continente negro, todos los cuales han recibido invitación.
Por eso el Gobierno francés ha asociado en la organización a la patronal Medef (Movimiento de Empresas de Francia), que pone el acento en que sus miembros ya no perciben el continente africano como un territorio con numerosos peligros para la inversión, porque el verdadero riesgo económico “es no estar presente”.
Sobre todo si se tienen en cuenta los “cuellos de botella” y las necesidades que hay en términos de infraestructuras y de recursos, y que representan grandes oportunidades para las compañías.
Aunque ya hay 62.000 empresas francesas que tienen relaciones económicas con África, París quiere ampliar su influencia y su presencia sobre todo más allá de los países francófonos, las antiguas colonias.
“Tenemos mucho margen de progresión en los países anglófonos y lusófonos”, según el Medef.
Los organizadores, pese a que hacen hincapié en que Francia “es portadora de un mensaje de responsabilidad social y medioambiental”, no han querido invitar a organizaciones no gubernamentales (ONG), que podrían denunciar abusos de empresas que operan en África.
El habitual discurso europeísta de Francia en las cuestiones internacionales para hacer valer su posición en este caso no ha servido para superar el tradicional escenario bilateral de las relaciones franco-africanas, con un cierto tinte pos-colonial, lo que en francés ha quedado acuñado con el término la “Françafrique”. EFE