El gobierno venezolano anunció este martes un acuerdo con la automotora francesa PSA, fabricante de Peugeot y Citroen, para instalar un planta ensambladora de vehículos a fines de 2014, el mismo día en que el presidente Nicolás Maduro firmó el decreto que fija los precios de los automóviles.
“Es una alianza estratégica entre el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y la empresa Peugeot. (…) Tienen todo lo listo para instalar tremenda ensambladora para el mercado nacional, para el Mercosur y para el resto del mundo”, declaró en horas de la noche el mandatario, una información anunciada por la mañana por el ministro de Industria, Ricardo Menéndez.
El gobierno de Nicolás Maduro ya había anunciado a fines de mayo, dos semanas antes de una visita del presidente a Francia, un acuerdo con PSA para la instalación de una planta de ensamblado en el país caribeño, pero sin precisar detalles de la operación.
“El objeto que tiene (el acuerdo) es la producción de vehículos en el país con esta marca (…) la planta va a tener capacidad para 15.000 unidades anuales, con un primer año de producción de 5.000 vehículos”, explicó el ministro.
La capacidad anunciada de la planta equivale a aproximadamente una séptima parte del mercado automotor venezolano, en el que se negocian entre 90.000 y 110.000 vehículos anuales.
Maduro, en una intervención televisiva desde el Palacio de Miraflores, recordó que según el acuerdo “el 51% de las acciones serán del estado venezolano”, pero admitió que “si es necesario que Peugeot tenga 70%, puede ser”.
“Somos flexibles en esta alianza, lo importante es que se produzca el carro aquí y nosotros vayamos creciendo en la tecnología de producción automotriz”, agregó.
Precios por decreto
Poco antes, Maduro firmó el decreto por el que el estado venezolano interviene en el mercado automotor, fijando los precios de comercialización de vehículos nuevos y usados –entre otras medidas– en el marco de lo que el gobierno llama una “guerra económica contra la burguesía y el imperialismo”.
“Estamos estableciendo la prohibición de estar especulando con vehículos usados a precios superiores de vehículos nuevos. Tanto producidos aquí como importados”, informó el mandatario en una intervención televisiva desde el Palacio de Miraflores.
Según el sector privado, la demora en la concesión de divisas -en este país con estricto control cambiario desde 2003- para el sector automotor y la caída en la producción local han ocasionado una insuficiente oferta de autos, que a su vez eleva los precios y estimula el mercado secundario de vehículos.
“Estamos actuando con mucha claridad para que se avance en la producción, para que se coloque el precio del producto justo del carro, del vehículo en la puerta, para distribuirlo a precios justos y venderlo, para aumentar la producción”, agregó el mandatario.
El decreto contempla que los particulares, muchos de los cuales compran carros para invertir o protegerse de la inflación, vendan sus autos en el límite de las normas establecidas.
Como ya había anunciado, Maduro firmó también un decreto que permite a los venezolanos abrir cuentas en dólares en el país para adquirir carros en el extranjero durante los próximos seis meses, una medida que según dijo será detallada en los próximos días.
Hace tres semanas el gobierno venezolano, en plena “guerra económica contra el imperialismo y la burguesía parásita”, había ordenado rebajas compulsivas de precios en productos electrónicos.
Días después, el mismo gobierno anunciaba acuerdos con la empresa surcoreana Samsung para realizar importaciones y ensamblados locales de productos electrónicos y de telecomunicaciones, sin mayores precisiones.
En las últimas semanas el presidente venezolano, con los superpoderes recibidos del Congreso para gobernar por decreto durante un año, ha ordenado rebajas de precios, fijado valores máximos de alquileres comerciales y establecido límites a las ganancias en las diferentes etapas de las cadenas de valor.
Las medidas se adoptaron en plena campaña hacia las elecciones municipales del domingo 8 de diciembre y en el marco de una economía que soporta una inflación del 54% anual, escasez puntual de algunos artículos y fuertes presiones sobre la cotización del dólar en el ilegal mercado paralelo, donde octuplica el valor oficial.
AFP