La ciencia investiga desde hace tiempo los efectos terapéuticos de la marihuana, ya que su uso como planta medicinal se remota milenios atrás. En la actualidad, una parte de la comunidad médica la prescribe como paliativo de dolores crónicos, y aunque miles de personas la consumen en todo el mundo, existe una legislación muy férrea al respecto que la restringe al ámbito privado.
Uruguay ha dado un paso importante hacia la normalización de su uso terapéutico al convertirse en el primer país del mundo en legalizar su venta.
La marihuana es, según las estadísticas, la sustancia ilícita más consumida en el mundo, lo que ejerce presión a favor de la regulación legal de su producción y distribución. El compuesto químico predominante en esta droga es el tetrahidrocannabinol (THC), causante de las alteraciones en el sistema nervioso que caracterizan los efectos de su ingesta. No obstante, su principal componente es el cannabidiol (CBD), un extracto psicoactivo en menor grado que posee múltiples efectos farmacológicos, como el potente efecto sedativo provocado por la inhibición de las señales nerviosas asociadas al dolor. Un gran número de investigadores postula a favor de la legalización de la marihuana, al considerar probada su eficacia para aliviar la ansiedad, náusea, inflamación, convulsiones y para inhibir el crecimiento de células cancerígenas.
Un estudio de la Universidad de Sao Paulo (Brasil) demostró que el cannabidiol es efectivo como antipsicótico atípico en el tratamiento de la esquizofrenia. Otros de los puntos esgrimidos para la legalización de esta sustancia es que la marihuana tiene, además, un bajo índice de adicción en comparación con otras sustancias ilegales, y su consumo no puede inducir una sobredosis mortal. No obstante, los científicos continúan estudiando sus efectos a largo plazo, especialmente cuando el consumo se inicia a edades tempranas. España es uno de los países europeos en los que se ha efectuado un mayor número de estudios clínicos acerca de los beneficios de la marihuana, aunque el marco legal no permite la venta de estos fármacos. El consumo y el cultivo de este estupefaciente para uso propio no está penalizado (siempre que no supere 40 g de hachís), pero sí lo están su comercialización y promoción en lugares públicos.