“Si alguien fue el quinto Beatle, ése fue Brian” (Paul McCartney). Mucho se ha hablado de Stuart Sutcliffe, el llamado quinto Beatle, que dejó el grupo por amor y poco después falleció (el 10 de abril de 1962) a consecuencia de una hemorragia cerebral, con sólo 21 años. Pero los autores del estupendo cómic El quinto Beatle: La historia de Brian Epstein (Panini) comparten la opinión de McCartney de que el quinto componente del grupo fue su mánager. Después de todo, Epstein los descubrió, los cambió el estilo, les consiguió sus primeras giras y actuaciones en televisión y lo más importante, los mantuvo unidos.
Lo único que comparte con Sutcliffe es su temprana muerte, con solo 32 años y cuando había conseguido llevar a los Beatles a la gloria. El grupo apenas sobrevivió dos años a la muerte del mánager.
Una sorprendente historia que el guionista Vivek J. Tiwary (La familia Addams) ha adaptado al cómic con las espectaculares ilustraciones de dos excepcionales dibujantes, Andrew C. Robinson (Starman) y Kyle Baker (Por qué odio Saturno). Y que Panini edita en un lujoso tomo que también incluye una selección de material extra con rarezas y recuerdos de The Beatles y de Brian Epstein, así como numerosos bocetos de Robinson. Una gozada para cualquier amante de la música.
Aunque la historia es tan alucinante que la pueden leer con avidez incluso los mayores detractores de The Beatles, ya que también es un estupendo retrato de una época (los sesenta) en la que la industria discográfica despegó definitivamente y en la que se produjeron hechos tan destacables como el asesinato de Kennedy, que también se refleja en el cómic.
El descubridor de “The Beatles”
El auténtico protagonista de este cómic es el mánager e ideólogo del grupo, que descubrió a los Beatles en un cartel en el que se anunciaba su actuación y pensó que el nombre del grupo era un poco “tonto”. Epstein tenía una tienda de discos en Londres y cuando varios clientes le preguntaron si tenía el single que habían grabado con Tony Sheridan en Alemania, y siendo incapaz de encontrarlo, decidió localizar a la banda.
Así que fue a verlos actuar al abarrotado pub Cavern Club el 9 de noviembre de 1961, que curiosamente estaba a solo unos metros de la tienda de Epstein. Y el resto es historia: “Quedé impresionado de manera inmediata por su música, su ritmo y su sentido del humor sobre el escenario. E incluso más tarde cuando los conocí también quedé impresionado por su carisma personal. Y fue en ese mismo instante en donde todo comenzó…” -aseguró Epstein-.
Fue un visionario que vio el talento de los Beatles cuando nadie más lo apreciaba y se decidió a hacerlos más famosos que Elvis. ¡Y lo consiguió!
Cuando se hizo cargo de la banda, los Beatles llevaban vaqueros y chaquetas de cuero, pero los convenció de que llevasen traje y de que no comiesen ni bebiesen encima del escenario, incluso se invento su famoso saludo-inclinación sincronizada al final de cada actuación.
También se insinuó que a Epstein (judío y homosexual) le gustaba John Lennon. Y aunque el cantante los desmentiría años después, en el cómic hay una pequeña broma sobre ese asunto.
Fascinado por España y los toros
Pero además, Epstein fue un hombre apasionado, preso de sus múlltiples contradicciones y con una rica vida interior en la que destacaba su fascinación por España y por la fiesta de los toros (de ahí que en la portada del cómic aparezca vestido de torero arropando a los Beatles con la capa)
Además de a los Beatles, Epstein también manejó los destinos de otros artistas como, Gerry & The Pacemakers, Billy J. Kramer & The Dakotas, The Fourmost y Cilla Black. Falleció el 27 de agosto de 1967. Su muerte, en la más completa soledad, fue oficialmente dictaminada como accidental, causada por una intoxicación gradual con barbitúricos.
“Entonces supe que nos habíamos metido en un lío. No me hacía ilusiones sobre nuestra capacidad para hacer algo que no fuera tocar música, y tenía miedo. (Cuando Brian Murió) Pensé: ‘La hemos jodido’ (John Lennon, 1970).
Curiosamente, mientras los Beatles fueron de los primeros grupos en entrar en el salón de la Fama del Rock, el hombre que los llevó al éxito, nunca ha sido ni siquiera considerado.
Un cómic excepcional
Esta apasionante historia de los sueños de un visionario tiene el vehículo perfecto en este espectacular cómic que nos desvela muchas cosas inéditas, o poco conocidas, sobre Epstein (Tiwary estudió su vida durante años). Y es que el manager es el principal protagonista, los Beatles aparecen lo justo, salvo Lennon que tiene un poco más de presencia.
120 páginas que derrochan talento literario y artístico, que devoramos con avidez y que nos dejan con ganas de más, por ejemplo, algunos echaran de menos a Pete Best (El primer batería de The Beatles) en cuyo despido y sustitución por Ringo Star Epstein tuvo mucho que ver. Pero esos detalles se sacrifican por una narración fluida que nos atrapa en cada momento.
Mención aparte merecen los espectaculares dibujos de Andrew C. Robinson y Kyle Baker (que se ocupa de un episodio un tanto lisérgico), con estilos tan distintos como adecuados a la historia. Robinson consigue un parecido casi fotográfico de los personajes pero nunca sacrifica la gestualidad de los mismos (sus bocetos, que se incluyen al final del libro, son una auténtica pasada).
Una obra que huye del excesivo rigor académico para centrarse en la experiencia vital de un personaje que cambió la historia. Que quería vivir la vida a tope y que lo consiguió. Triunfó y llegó a lo más alto, aunque no pudo hacer realidad todos sus sueños. En el libro también descubrimos que antes de morir Epstein lo quería dejar todo para actuar en el teatro, su verdadera pasión, pero no lo consiguió.
“El quinto Beatle es una verdadera obra de amor. Contar la historia de Brian Epstein ha sido la obra de mi vida… quería revelar no solo los hechos, sino la poesía que hay detrás de la historia de Epstein. Una historia llena de sueños, esperanza y música” (Vivek J. Tiwary. RTVE