Hoy, cuando celebramos su llegada quiero compartir contigo, amigo lector, una pequeña carta de quien, junto a mi madre, me regaló la vida. Ambos ausentes de esta tierra pero vivos en mi corazón y el de la familia que formaron.
Hoy en la fecha natalicia de Jesús, los imagino disfrutando en grande de la hermosura de estas fiesta decembrinas allá en el cielo, escuchando hermosos villancicos y aguinaldos interpretados por un coro de ángeles y arcángeles acompañados de arpas, cuatro y maracas.
Ellos, mis padres, nos formaron en la fe cristiana que no es otra cosa que transitar esta vida terrenal haciendo el bien, con la confianza en Dios quien vino y murió para nuestra salvación. Estas letras que comparto hoy contigo, las leo y releo cada año para renovar la esperanza en los tiempos por venir, que serán mejores si nos dedicamos a construirlos con constancia y fe.
“Querida Familia: Desde niños se nos enseñó que la Navidad es un alto en el tránsito turbulento de la existencia. Horas de meditación y examen honesto de lo vivido para mejores propósitos de lo por vivir hacia la meta al parecer incansable de la felicidad.
Pero ella -la felicidad- no la encontraremos de manera silvestre a la orilla del camino como una dádiva de la fortuna… es necesario conquistarla sabiendo que es exigencia de lucha, sacrificio, constancia, pero sobre todo, profesión de fe en las virtudes ajenas con prescindencia de las que pudieran ser propias.
Esta noche es de paz, y la paz requiere desprendimiento, vale decir generosidad.
La Paz es un estado de conciencia del propio ser íntimo de cada uno para apreciar con claridad la verdad interior de cada otro.
La Paz tiene su condicionamiento de Justicia por tanto su aplicación debe ser igualitaria.
La Paz es caridad cristiana, hija predilecta del amor; así entonces, el amor no es palabra fácil y ligera sino realidad de comportamiento.
Esta noche de Navidad, noche de Paz, es propicia para la conjunción de la familia reunida al calor de los vivos, y del recuerdo siempre fresco de sus ausentes en viaje.
Querida familia: con mis bendiciones ruego a Dios que la permanente vigencia de estas motivaciones que surgen de adentro, sean el aguinaldo que deje esta noche al lado de nuestra almohada, el Niño de la más sentida y hermosa tradición de la humanidad. Diciembre 2003”.
Mis mejores deseos porque esta Navidad esté colmada de amor, esperanza y fe para todos ustedes y sus familias. Que el 2014 sea el año del reencuentro entre los venezolanos.
pereznitu@gmail.com
@nituperez