“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.” (Mt. 5.6) Esta bienaventuranza es la cuarta predicada por Jesús en el sermón del monte. Representa a una persona que siendo inocente lo injurian o lo tratan como trataron a Jesús. Entendiéndose que nuestra conciencia es la única que sabe y conoce nuestro verdadero proceder y la verdad. Existen presos que son culpables como debe ser, pero también existen inocentes como no debía ser. No estoy diciendo que el Señor Simonovis sea o no reo de culpa, solo que ha sido una pena desmedida e injusta en la que no faltaron maquinaciones descabelladas y culpables. Para eso es importante que sepamos la verdadera causa de este encarcelamiento y en qué lugar está la falta. ¿Hay evidencias contundentes para tantos años en prisión? ¿Cómo es posible que el sol sale para todos a la medida de Dios y el Señor Simonovis en diez años solo se le ha permitido tomarlo treinta días? Toda la vida de Jesús pregona una misma cosa: Es mejor dejarse matar por una causa que matar por ella. De ahí que la violencia resulte radicalmente inhumana El amor sincero hacia los enemigos que predico Jesucristo es el único sentimiento capaz de conseguir una paz perdurable entre los seres humanos Si el motivo o causa de esta prisión ha sido por causa personal o política, la solución no está en exterminar a los grupos o personas disidentes que no compartan los ideales de otras personas o mayorías, sino en dialogar con ellos. Esta es la razón de la propuesta de Jesucristo para la humanidad: Una política de paz, respeto y perdón. Entendiéndose así que el odio hacia los demás se puede superar aun mediante la no violencia. Es cierto, todos hemos pasado injusticias, y todos hemos sufrido, pero, también he cierto que todos hemos cometido injusticias y que todos hemos causado sufrimiento. Todos hemos pecado. Pero no estamos hablando de una justicia en la que quieres que todo lo que ha sido injusto ante tus ojos sea juzgado. Porque también muchos reos han sido indultados por peores crímenes y hasta mandatarios. Me dirijo a usted Señor Simonovis: Si está llorando por su condición tan pésima delante de un Dios santo y justo… alégrese, porque recibirá el consuelo de Dios. “¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis.” (Lc. 6.24). Ay de aquél que ahora está riendo, ay de aquél que ahora está contento y su gozo no viene de la salvación de Dios, porque lamentarán y llorarán después. Ahora me dirijo a usted señor Presidente: Si usted teniendo las facultades constitucionales y las virtudes humanas, porque no se decide a revertir, de una vez por todas de un plumazo presidencial, la libertad absoluta en forma valiente y justa, del Señor Simonovis? ¡La oración! No la dejes nunca por nada. Ella da brillo a tus ojos, ardor a tu corazón, fuerza a tu voluntad. Persevera todos los días, sin desistir y Dios te escuchará. Afectuosamente, Imperfecto.