Si es de las personas que no puede andar por la ciudad sin música en los oídos o gusta de escuchar a todo volumen sus canciones favoritas sin que el ruido exterior lo moleste, factores como el diseño de los auriculares y su frecuencia de sonidos son vitales.
La gran variedad de empresas, modelos y ofertas que hoy existen en el mercado propicia la compra de estos accesorios. Sin embargo, muchas veces la elección se hace sobre la base de un atractivo visual o simple moda, más que atendiendo a las necesidades musicales específicas de cada usuario, como su reproductor, género musical favorito o forma de uso.
En qué fijarse
Los distintos tipos de audífonos en el mercado se separan en tres grandes categorías:
* IEM (intraaurales): son esos audífonos que se introducen en el canal auditivo. Los modelos y rango de precios abundan, pero en general estos auriculares permiten un mejor aislamiento del ruido exterior y gran movilidad, a la vez que ocupan poco espacio. Muchos de los reproductores musicales portátiles y smartphones a la venta vienen con un par de éstos por defecto. Si bien parecen ser modelos sencillos, los audífonos IEM pueden alcanzar precios y utilizar tecnologías que no tienen nada que envidiar a sus hermanos mayores.
* On ear (supraaurales): son aquellos audífonos que quedan justo sobre las orejas. También se les llama abiertos, ya que el sonido escapa de ellos y puede ser oído por las personas alrededor del usuario si el volumen al que escucha es muy alto. Son extremadamente portátiles y livianos. De todas formas, los expertos los recomiendan más para el uso en la casa u oficina, donde no importa que el sonido escape y el ruido exterior es mínimo.
* Over the ear (circumaurales): estos auriculares también se llaman cerrados, ya que permiten un aislamiento sonoro casi completo del mundo exterior. Al impedir que el sonido escape, su uso es más extendido en el campo profesional, donde sus cualidades físicas y alta fidelidad son cotizadas por DJs o camarógrafos y sonidistas, por ejemplo. Entregan una escena sonora completa, con frecuencias auditivas más precisas y limpias, además de no permitir que el sonido escape.
Una vez definido el tipo de auricular que se quiere, se debe prestar atención a sus especificaciones. Frecuencia, impedancia y decibeles definen qué tipo de sonidos se van a escuchar, qué reproductores serán capaces de “levantar” o potenciar el audífono y a qué intensidad.
* Frecuencia: rango de sonidos que el audífono es capaz de desplegar. Se mide en hercios y, mientras más grande el rango, mejor. La mayoría de los modelos en el mercado abarcan desde los 20 a 20.000 hercios, que es el rango de escucha del oído humano. Mientras más extenso sea este rango en el auricular, más completa será la experiencia auditiva.
* Impedancia: es la resistencia del auricular al paso de la corriente eléctrica y se mide en ohms (O). A menor impedancia, mayor volumen, por lo que el audífono va a funcionar bien con todo tipo de reproductores musicales portátiles o smartphones. La mayoría de estos dispositivos móviles soportan audífonos con una impedancia de hasta 32 ohms. Si ya supera esa barrera, es necesario agregar un amplificador portátil o un reproductor musical de alta fidelidad con la potencia necesaria para “levantar” el auricular.
* Sensibilidad: es la intensidad de sonido que el audífono es capaz de emitir y se mide en decibeles (db). La mayoría de los auriculares en el mercado soportan hasta los 100 db. Mientras más cerca de este número, más equilibrada será la experiencia y hay menos riesgo de pérdida de audición.
También se debe prestar atención a la forma del conector o jack (en 180 o 90 grados) y a la forma como transporta su reproductor. Si el equipo viaja en su bolsillo, es posible que el conector de los audífonos se doble constantemente, lo que a la larga provoca una fatiga del material y que el accesorio falle.
Fuente: La Tercera