En La Manguita, Valencia, estado Carabobo, donde ocurrió el accidente del transporte escolar, aún los vecinos sienten que la tragedia y la pérdida de seis conocidos es una pesadilla de la que pronto despertarán, pero, concientes de la realidad, recuerdan los gritos de Argenis Perozo y los niños que fueron consumidos por las llamas. Este miércoles solo el ruido de algunas motos acompañaron las calles solitarias, publica El Carabobeño.
Ana Rodríguez Brazón/El Carabobeño
La mañana de los vecinos transcurrió en dos escenas igualmente tristes, el velorio de los infantes y el de Perozo, quien todavía es recordado como un conductor querido y quien hasta el último momento intentó proteger a sus pasajeros.
En el lugar del siniestro todavía el olor a quemado hace que los peatones, unos pocos, suelten lágrimas y se detengan a preguntarse qué habría pasado si la camioneta hubiese logrado detenerse. Unas vecinas relataron que apenas el transporte arrancó el conductor gritó: “no tengo frenos. Salven a los niños”.