La designación de militares en puestos claves del gobierno venezolano ha abierto un debate sobre la progresiva toma del poder por parte de los uniformados en las áreas económica y de seguridad ciudadana, las dos más cuestionadas al gobierno chavista.
Patricia Clarembaux/AFP
“Claramente los militares están controlando lo económico, la inteligencia y las armas. Están en 25% de los ministerios (…) Los hombres con más poder del país tienen uniforme militar. Hay una toma del poder por parte de los militares”, dijo a la AFP Rocío San Miguel, directora de la ONG Control Ciudadano.
Embajadores, gobernadores, directores de universidades, un canal de televisión militar, banco de las fuerzas armadas, empresas de construcción, organismos encargados de aplicar rebajas forzadas de precios… la lista de militarización de la política venezolana puede ser extensa.
La tendencia incluye el lenguaje cotidiano del gobierno de Nicolás Maduro, quien llegó a la presidencia reemplazando al fallecido “Comandante Supremo”, Hugo Chávez: guerra económica, batallas, ofensivas, combates, son términos aplicados por el mandatario y sus ministros a cada acto político, económico o social en sus frecuentes apariciones en televisión.
En la historia democrática venezolana, la Fuerza Armada ha sido considerada una institución prestigiosa en el país, dedicada a la defensa, pero a partir de la elección como presidente de Chávez en 1998 los militares comenzaron a ocupar cargos que usualmente estaban encargados a civiles y comenzaron los cuestionamientos sobre su papel.
Esta es una práctica que Maduro ha extendido a su gobierno y con frecuencia se le ve acompañado de militares. El diario local El Nacional calculó en 368 los uniformados que han sido designados por el mandatario en los nueve meses transcurridos desde su llegada a la presidencia en abril de 2013.
Para San Miguel, no puede hablarse de una “jugada política de Maduro”. La experta en materia militar concluye que, en definitiva, se trata de “la ejecución real del poder que detentan las promociones de la intentona militar del 4F (el fallido golpe de febrero de 1992 encabezado por Chávez) y que hoy realmente controlan el país”.
Uniformados por doquier
Los temas económicos concentran el avance de los militares, el último la semana pasada cuando el general del Ejército Marco Torres, fue designado en el remozado Ministerio de Finanzas, fusionado con el de Banca Pública. Torres sustituyó al civil Nelson Merentes, un matemático que vuelve al Banco Central de Venezuela (BCV).
También es miembro de la Fuerza Armada el ministro de Transporte Acuático y Terrestre, Hebert García Plaza, quien además dirige el Órgano Superior de la Economía, responsable de aplicar las rebajas forzosas de precios en el marco de la “ofensiva económica” del gobierno contra la inflación y la “guerra económica de la burguesía”.
En la lista de ministros militares activos o retirados figuran los de Alimentación, Industria, Energía Eléctrica y –obviamente– Defensa.
Es además militar el ministro de Interior, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez, quien tiene la difícil tarea de bajar la tasa de homicidios, que oscila entre 39 y 79 por cada 100.000 habitantes, según lo computen el gobierno o las ONG.
La mitad de los gobernadores del país (11 de 23), los encargados de los servicios de inteligencia, el director de la Universidad sobre temas de Seguridad y varios embajadores en destinos importantes provienen de las Fuerzas Armadas, sin olvidar al numero dos del chavismo y presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
“Los militares tienen bajo su responsabilidad la ejecución de la política económica del país”, sostiene el analista en temas militares, Carlos Hernández.
Son los del 4F
En vísperas del año nuevo, Maduro ascendió a un grupo de militares retirados en cargos de gobierno y que acompañaron al fallecido Hugo Chávez en las insurrecciones militares de 1992: “¡Qué cosas de la vida que me tocó a mí (…) dar este paso de justicia con los valientes soldados del 4 de febrero y del 27 de noviembre del año 92!”, exclamó.
Entre ellos, estaban Cabello y los gobernadores del estado Zulia, teniente coronel Francisco Arias Cárdenas y de Guárico, capitán de navío Ramón Rodríguez Chacín.
Paralelamente, el gobierno creó la Televisora de la Fuerza Armada (TV FANB), y tiempo antes el banco, la constructora, la emisora de radio y la corporación agrícola.
El general de división retirado Fernando Ochoa Antich, ministro de Defensa del presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez durante las asonadas chavistas de 1992, asegura que en el gobierno están mandando “en su mayoría oficiales que estuvieron vinculados con los golpes militares y permanecieron cerca de Hugo Chávez”.
Ochoa Antich opina que Maduro necesita afianzar el vínculo con los militares por dos razones. La primera es reforzar su liderazgo frente a los uniformados, para no ser visto como alguien “que llegó allí sólo porque lo escogió Chávez”, en especial a la luz de un triunfo en las elecciones presidenciales de abril de 2013 con apenas 1,5% de ventaja.
La segunda, que “los venezolanos vinculen al gobierno con la Fuerza Armada para que no apoyen a los militares en caso de que quieran intervenir en el proceso político para interrumpirlo”, analiza.