La devaluación del peso y la flexibilización de los controles para comprar dólares no bastan para solucionar los problemas económicos de Argentina, que enfrenta un delicado panorama en un contexto de falta de confianza por las erráticas políticas del gobierno, indicaron expertos en Estados Unidos.
Mariano Andrade-AFP
Una alta inflación que podría acelerarse aún más y un creciente déficit fiscal son dos de los desafíos más grandes que tiene por delante el gobierno de la presidenta Cristina Kirchner, agregaron los analistas.
Para el jefe analista de Moody’s, Gabriel Torres, la devaluación del peso significa buenas y malas noticias al mismo tiempo: “La buena noticia es que muestra que el gobierno está reaccionando y que esto debe ayudar a preservar las reservas. La mala noticia es que aumentará la inflación”, señaló a la AFP.
El gobierno de Kirchner permitió en los últimos días una fuerte devaluación del peso, que perdió un 14% con respecto a la divisa estadounidense entre miércoles y jueves, para situarse por encima de las 8 unidades por dólar.
La decisión tiene lugar en medio de una caída de las reservas internacionales, de 52.000 millones de dólares en 2011 a 29.000 millones esta semana.
Tras la devaluación, el gobierno anunció el viernes una flexibilización a partir del lunes del cepo cambiario, que estaba vigente desde fines de 2011, una impopular medida que frenaba la compra de divisas.
Pero Torres, “esto solo no va a resolver los problemas”. “No creo que vaya a ser suficiente. El problema es la falta de confianza general en las políticas”, dijo.
Para Arturo Porzecanski, economista de la American University de Washington, las últimas medidas anunciadas “son dedos en los agujeros de la represa que se desborda” de parte de un gobierno desorientado.
“El equipo económico es muy amateur en la Argentina, no entiende que el gobierno es responsable de cómo responden los mercados. Lo único que saben hacer es marchas y contramarchas. Hoy por hoy no sabemos cuál es la política de cambio en Argentina”, afirmó a la AFP.
“¿Cuáles son las opciones? Dejar que la tasa de cambio se devalúe o dejar que las reservas se acaben. En Argentina, el gobierno no sabe qué hacer. Unos días apoya el tipo de cambio vendiendo reservas y otros días, como ayer o anteayer, abandona a la moneda”, agregó.
Porzecanski pintó un panorama funesto. “La inflación va a seguir acelerándose, habrá más pérdida del poder adquisitivo, más agitación social, más huelgas, mayores quejas”, pronosticó, trazando paralelos con la crisis de fines de 2001 que terminó con el gobierno de Fernando de la Rúa y un histórico default del pago de la deuda externa del país.
Incertidumbres políticas y económicas, ¿recesión?
“La movida tiene probablemente como objetivo preservar las reservas en caída, pero la volatilidad de la tasa cambiaria podría dar paso a una serie de incertidumbres políticas y económicas”, coincidió la empresa japonesa de análisis de mercado Nomura en un informe el viernes.
Según Nomura, el derrumbamiento del peso es el “inevitable resultado de una insostenible combinación de políticas fiscales y monetarias”, y trae aparejado que “el riesgo de un contagio en las economías emergentes se haya vuelto ahora más real”.
En efecto, las principales bolsas europeas sufrieron fuertes caídas el viernes por las noticias que llegan de los países emergentes, no sólo la caída de peso argentino sino también de la libra turca, la rupia india o el rand sudafricano.
En el caso de Argentina, no se puede descartar una recesión, según Neil Shearing de Capital Economics.
“Nuestra predicción de que la economía se deslizaría en la recesión este año parecía atrevida hace unos pocos meses, pero de repente no parece tan inverosímil”, indicó.
Argentina tiene una altísima factura de importación energética que costear, una falta de inversiones del sector privado a raíz de la distorsión de los precios y un exceso de circulación de moneda local que empuja a la inflación, del 28% en 2013 según consultoras privadas.
Joshua Rosner, director de la consultora Graham Fisher & Co, explicó de su lado que la decisión de liberar la tasa cambiaria es “positiva”, aunque aún resta saber si se trata de una medida que forma parte de un verdadero plan para reorientar la economía en la dirección correcta.
“Todavía es muy difícil y poco claro saber eso”, dijo a la AFP.